Ciencia y Tecnología

Cómo la NASA posiblemente mató prueba de vida extraterrestre por error

Científico aseguró que la misión Viking hizo hallazgos sorprendentes, pero no supo manejarlos

Viking 1 fue la primera nave que aterrizó en Marte el 20 de julio de 1976. Allí tomó las primeras imágenes en la superficie del planeta rojo y se dedicó a caracterizar la estructura y la composición de la atmósfera y la superficie; y condujeron sobre el terreno ensayos para determinar la posibilidad de vida.

El programa Viking de la NASA envió dos sondas de exploración: una orbital llamada Viking Orbiter 1 y una de aterrizaje llamada Viking Lander 1, que estaban equipadas con cámaras vidicón para obtener imágenes, un espectrómetro de infrarrojos para detectar vapor de agua y radiómetros infrarrojos para el mapeo térmico.

El róver Curiosity Mars de la NASA ha detectado elementos como estas rocas con forma de dedos con su Mast Camera, o Mastcam, el 15 de mayo de 2022, el día 3474 marciano, o sol, de la misión. Foto: NASA/JPL-Caltech/MSSS

A pesar de que la misión se realizó hace 47 años, varios investigadores han señalado las fallas que se cometieron a la hora de analizar las evidencias de vida en Marte, el más reciente en exponer su teoría fue el doctor Dirk Schulze-Makuch PhD en Geociencias, en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y presidente de la Sociedad Alemana de Astrobiología.

En un simposio organizado por la Fundación del Palacio Real de Ámsterdam sobre la búsqueda de vida extraterrestre, el también docente aseguró que ya encontramos vida en Marte hace casi 50 años, pero que la matamos sin querer.

«Los resultados de esas pruebas fueron muy confusos en su momento y siguen siéndolo hoy en día. Mientras que algunos de ellos -en particular el experimento de liberación etiquetada (que comprobaba el metabolismo microbiano) y los experimentos de liberación pirolítica (que comprobaban la síntesis orgánica)- fueron inicialmente positivos para la vida, el experimento de intercambio de gases no lo fue», explica en un artículo que escribió para Big Think.

Esto pues, a pesar de que se detectaron trazas de compuestos orgánicos clorados, se interpretaron como resultado de la contaminación procedente de la Tierra, lo que los llevó a afirmar que la investigación no había sido concluyente.

Pero ahora, con los resultados de exploradores como Curiosity y Perseverance, se sabe que en Marte sí existen compuestos orgánicos autóctonos clorados.

En su artículo, el doctor Schulze-Makuch apunta al error más grave que se cometió en los años 70 y fue el de aplicar agua a las muestras de suelo que colectaron, lo que podría explicar los desconcertantes resultados, pues las condiciones en Marte son más similares a las de un desierto.

«Lo que yo y otros investigadores hemos aprendido en lugares extremadamente secos de la Tierra, como el desierto de Atacama, es que se produce una progresión gradual de las formas de vida a medida que el hábitat se vuelve más árido. Al final de esa progresión, se encuentran los microbios que viven enteramente dentro de las rocas salinas. Estos resistentes organismos aprovechan un proceso que llamamos higroscopicidad, por el que ciertas sales atraen agua directamente de la humedad relativa del aire», explica.

En esta misma línea, el investigador ha sugerido que la vida microbiana de Marte podría tener peróxido de hidrógeno en sus células, una adaptación evolutiva que les permitiría extraer agua directamente de la atmósfera.

Con las imágenes y muestras que han tomado los róvers como el Perseverance en Marte se ha reconsiderado lo que se halló en el proyecto Viking. Foto: Nasa

«La mezcla también tendría otras ventajas, como mantener el agua líquida a las gélidas temperaturas marcianas, evitando la formación de cristales de hielo que romperían las células».

Pero uno de los instrumentos utilizados por Viking para detectar compuestos orgánicos, llamado cromatógrafo de gases-espectrómetro de masas, calentaba las muestras de suelo antes de analizarlas. Si las células marcianas contenían peróxido de hidrógeno, eso las habría matado.

Pero, el doctor Dirk Schulze-Makuch no es el primero en señalar los fallos de la misión Viking. En 2006 un equipo de investigadores realizó una serie de pruebas en el desierto y otra serie de lugares considerados estériles en la Tierra, similares a los que Viking estudió en 1976.

Los resultados, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, apuntan a los sistemas de detección orgánica de la sonda.

«Nuestro estudio muestra que los instrumentos de Viking, de los años 70, pueden haber sido incapaces de detectar bajos niveles de organismos en Marte, debido a la presencia de hierro en las muestras -ya que estas fueron calentadas en presencia del hierro. Futuras misiones al planeta deberían usar métodos, como la extracción líquida, que no requieren calentar las muestras», dijo Christopher McKay, especialista del Centro de Investigación Ames de la NASA, uno de los coautores del estudio, liderado por Rafael Navarro-González, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

McKay dijo que es importante que los instrumentos destinados a Marte en el futuro sean probados completamente en la Tierra primero.

«Este es un verdadero pendiente para las misiones futuras. No tiene sentido enviar un instrumento que no puede detectar vida en estos ambientes de la Tierra. Necesitamos las pruebas (de los instrumentos) aquí primero, si no son capaces de detectar vida en el Desierto de Atacama, o en las colinas de Hawái, no están listos para Marte», añadió en su momento.

Y, en 2019, el científico Gilbert Levin también aseguró que en esa misión se encontró una prueba inequívoca de vida extraterrestre.

«La investigación de la década de los 70 fue la primera detección de vida extraterrestre», escribió Levin en un artículo publicado en la revista Scientific American, donde se refiere al experimento Labeled Release (liberación etiquetada), y consistía en tomar una muestra de suelo marciano al que se le aplicó una gota de nutrientes diluidos marcados con un isótopo de carbono radiactivo.

Si la muestra emitía dióxido de carbono, se liberaría la etiqueta radiactiva, que el experimento detectaría, una sólida evidencia de vida y así fue en una primera instancia, pero al repetir el experimento una semana después no pasó nada, por lo que los resultados no fueron concluyentes.

Sin embargo, Levin y su compañera en el experimento, la doctora Patricia Ann Straat han reconsiderado esas conclusiones.

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