El mandatario demócrata se adjudicó la recuperación laboral más sólida de la historia, pero realmente la economía no volvió a recuperar los niveles de empleo registrados en febrero de 2020.
A pesar de los estímulos fiscales a través del gasto público, la economía estadounidense no recuperó la tendencia que tenía antes de la pandemia sobre las variables más relevantes de la economía.
El presidente Joe Biden se adjudicó la “recuperación más rápida y sólida de la historia estadounidense”, y lo atribuyó rápidamente a su plan económico. Sin embargo, la recuperación laboral de post-pandemia no fue suficiente como para compensar el shock de 2020, y tampoco fue la más rápida de la historia de Estados Unidos.
La tasa de empleo alcanzó un pico de hasta el 61,2% en febrero de 2020, el máximo alcanzado durante la administración de Donald Trump. La pandemia provocó una violenta reversión a partir de marzo y, tras la recuperación técnica posterior, actualmente la tasa de empleo representa el 60,1% de la población de referencia.
La oferta laboral no se recuperó del shock, ya que una parte sustancial de personas decidieron no incorporarse al mercado y permanecer en la inactividad. Estas personas no se contabilizan formalmente como desocupadas, ya que no buscan activamente empleo.
La tasa de desocupación subió al 3,7% al término del mes de agosto, y si bien es similar a la registrada en 2019, esto solo es posible gracias al “efecto desaliento” sobre la oferta de trabajo.
El rebote sobre el mercado laboral es consecuencia directa de la reactivación del PBI tras el levantamiento de las restricciones a la circulación, un desempeño completamente independiente del programa económico de Biden y los demócratas.
Pero incluso teniendo en consideración la muy esperable recuperación técnica de la actividad y el empleo, las ganancias de puestos de trabajo desde enero de 2021 no fueron las más grandes de la historia del país, y ni siquiera las más grandes en la historia reciente.
Bajo la administración del presidente Ronald Reagan, la economía estadounidense fue capaz de crear puestos de trabajo a un ritmo ligeramente superior al que se registró con Biden desde enero de 2021. Lo mismo ocurre comparando el repunte laboral producido entre 1975 y 1978, o el que se registró en la administración Lyndon B. Johnson en los 60s.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en 2021, con Reagan la tasa de empleo no se limitó a rebotar tras un shock abrupto anterior, sino que superó holgadamente los niveles previos a la crisis de 1980 y se produjo como parte de un paquete integral de reformas.
Muy por el contrario, la dinámica del empleo bajo la gestión de Joe Biden se limitó al rebote técnico contra 2020, y desde marzo de 2022 el empleo se mantiene estancado. Entre marzo y agosto la economía más importante del mundo promedió los 158,3 millones de puestos de trabajo, pero antes de la pandemia hasta 158,86 millones en febrero de 2020.
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