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Zelenski, el guardián de Ucrania

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que en menos de un año ha pasado de ser un desconocido a convertirse en un líder respetado en todo el mundo, es el símbolo de la heroica resistencia del pueblo ucraniano ante la invasión rusa que comenzó en febrero pasado.

La liberación de la ciudad de Jersón representa “el principio del fin de la guerra”, proclamó Zelenski a mediados de noviembre al presidir la ceremonia de izado de la bandera ucraniana en la plaza central de esa urbe del sur de Ucrania y bañada por el río Dniéper.

Zelenski, que nació el 25 de enero de 1978 en la región de ucraniana de Dniepropetrovsk, llegó el poder en 2019 con una rama de olivo y la promesa de respetar la lengua rusa y no reconquistar el Donbás del control de los separatistas prorrusos por la fuerza, ya que valoraba más “la vida humana” que “un puñado de tierra”.

Incluso rompió el tabú de reunirse con el principal enemigo de su país, Vladímir Putin, aunque esto no sirvió para prevenir el inicio de la guerra en febrero.

ACTOR RUSOPARLANTE

Zelenski, abogado de formación y actor de profesión, se convirtió en una celebridad con la serie “El servidor del pueblo”, en la que un modesto profesor de historia llegaba a la Presidencia del país.

De hecho, muchos analistas creen que en las presidenciales de 2019 los electores no votaron a Zelenski, sino al personaje al que interpretaba, Vasili Goloborodko, quien tuvo una grandísima influencia en la psique de los ucranianos.

El hecho de que su primer idioma fuera el ruso y no el ucraniano le granjeó el apoyo de los rusoparlantes y una victoria histórica con más del 73 % de los votos.

Zelenski no defraudó. Cumplió su promesa electoral y televisiva de intentar acabar con la influencia de los oligarcas, a los que persiguió con la ley en la mano e impidió financiar campañas políticas.

Pero el inicio de la guerra rusa en Ucrania truncó sus esperanzas de convertir su país en una incipiente democracia. Entonces, Putin le acusó de incumplir su promesa electoral de acallar los cañones en el Donbás y de continuar el “genocidio” de la población prorrusa.

LA TRANSFORMACIÓN EN UN LÍDER

De un día para otro, Zelenski colgó el traje y se puso una camiseta caqui. Ya no era el presidente, sino el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Desde el primer día dirigió desde Kiev la resistencia de las tropas ucranianas, a las que arenga todas las noches con alocuciones televisadas.

Se paseó en numerosas ocasiones por las calles de la capital, que se negó a abandonar incluso cuando los rusos se aproximaron a las afueras de la ciudad.

Muchos analistas, que lo consideraban un mandatario débil, tuvieron que reconocer no sólo su entereza en el momento de la invasión, sino su liderazgo en los momentos más complicados de la guerra.

Zelenski no dudó en regañar en varias ocasiones a las potencias occidentales por no presionar a Putin con más sanciones o no suministrar a Ucrania armamento pesado.

UN PRESIDENTE TELEMÁTICO

Aprovechando las dotes interpretativas del jefe del Estado, el Gobierno ucraniano derrotó desde un principio al enemigo ruso en la batalla de la propaganda.

Zelenski intervino telemáticamente ante decenas de parlamentos de todo el mundo para llevarles su mensaje de que Ucrania es víctima de la mayor agresión ocurrida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Todos los líderes mundiales querían reunirse con él. De hecho, varios de ellos viajaron a Kiev, ciudad que él nunca ha decidido abandonar, a no ser para pisar el frente, como hizo en septiembre en la región de Járkov y en noviembre en Jersón.

Actores como Sean Penn o Ben Stiller cruzaron el Atlántico para ser recibidos por el hombre del momento, lo que les valió sanciones del Kremlin.

Además, el apoyo diplomático internacional no cesa, especialmente después de que Rusia se anexionara en septiembre cuatro regiones ucranianas (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia) tras poner en escena referendos ilegales que él tachó de “farsas” sin ningún valor legal.

LLAMANDO A LA PUERTA DE LA OTAN

Precisamente, la anexión le empujó a solicitar el ingreso exprés de Ucrania en la OTAN, a la que Zelenski ve como el único garante de la seguridad de su país.

Hace solo unos meses parecía dispuesto a renunciar a la Alianza Atlántica y conformarse con una entrada acelerada en la Unión Europea (UE), pero Putin cruzó con la invasión de Ucrania la línea roja marcada por Kiev.

Ahora, Zelenski descarta cualquier clase de negociaciones teniendo la iniciativa en el campo de batalla, pero su principal condición sigue siendo la devolución de los territorios anexionados, incluida la península de Crimea, que Moscú declaró como suyos en 2014.

“Ucrania recuperará lo que le pertenece, en el este y en el sur. Los territorios anexionados ahora y también Crimea. Nuestra bandera también ondeará allí”, dijo Zelenski.

Su ejército le ha tomado la palabra. En los últimos meses las tropas ucranianas han recuperado territorios en el este -Járkov y el Donbás- y en el sur del país, Jersón. Los rusos están muy lejos de lograr sus objetivos en el campo de batalla.

Zelenski asegura que Ucrania no sólo lucha por su supervivencia como Estado, sino que está en la vanguardia de la lucha de las democracias contra el autoritarismo que representa el Kremlin.

EFE

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