Verónica Barcenilla
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Piden en España tres años de prisión para Verónica Barcenilla, presidenta de la Asociación de Venezolanos de Murcia y para su pareja por estafa en negocio de diamantes

Verónica Barcenilla, presidenta de la Asociación de Venezolanos de Murcia, y su pareja, el bróker Antonio Javier enfrentan cargos por estafa en España

De trabar una amistad pasaron a hacer negocios con una fuerte suma de dinero de por medio para comprar piedras preciosas….

De trabar una amistad pasaron a hacer negocios con una fuerte suma de dinero de por medio para comprar piedras preciosas. El resultado de la inversión: una querella por estafa. “Sufrí un palo económico y animíco muy gordo, pero me costó denunciarles porque eran mis amigos”, confiesa Andrés. Este auxiliar de enfermería que -junto a su marido- compartió mesa y mantel con Verónica Barcenilla, presidenta de la Asociación de Venezolanos de Murcia, y su pareja, el bróker Antonio Javier, pasará a compartir con ellos una sala de la Audiencia Provincial donde se juzgará el timo de los diamantes de Camerún.

“Mi pareja, Rei, es terapeuta, y conocía a Verónica porque él también es de Venezuela y además trataba a su madre diagnosticada de cáncer”, subraya Andrés, como el origen del vínculo de amistad que había entre las dos parejas, y que precedió a su decisión de invertir 50.000 euros en la empresa Global Diam Gold. “Les confié los ahorros de toda mi vida porque eran personas con valores y solidarias”.

De hecho, el bróker Antonio Javier había sido bombero y siempre hablaba de montar una fundación benéfica, mientras que Verónica Barcenilla presidía la Asociación de Venezolanos para ayudar a sus compatriotas en suelo murciano con comida, ropa y asesoramiento jurídico. También era una voz muy crítica contra el régimen de Nicolás Maduro, hasta el punto de que acabó militando en el PP, colaboró con su Comisión de Asuntos Iberoamericanos, y el Partido Popular la situó dentro del Consejo de Administración de Radiotelevisión de la Región de Murcia, reveló Jorge García Badía en El Español.

El origen de esta causa judicial que ha sacudido los cimientos de Avemur se remonta a 2017. “Conocí a la pareja de Verónica en una reunión que ella convocó en su casa para organizar una comida benéfica de Navidad”. Andrés y su marido, el venezolano Rei, se desplazaron al bonito dúplex de la pedanía murciana de Algezares donde residía el bróker español y la presidenta del colectivo Avemur. “Tras la reunión, comimos con ellos y yo le pregunté a Verónica a qué se dedicaba su novio. Y ella para despertar mi interés me dijo: ‘Trabaja con piedras preciosas’”.

A partir de ese momento, la curiosidad anidó en Andrés porque disponía de 50.000 euros ahorrados y empezó a interesarse en los negocios del bróker en África. Unas veces, charlaban de ello en las quedadas que hacían con sus respectivas parejas, y otras, en reuniones a solas, hasta que este auxiliar de clínica decidió invertir. “Me avergüenzo de lo sucedido porque abusaron de mi confianza: siempre que hablábamos de negocios era en su casa, en un ambiente familiar”.

Así lo recoge el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía al que ha accedido EL ESPAÑOL y donde solicita 3 años de cárcel para el flamante hombre de negocios, como supuesto autor material de la estafa, así como otros 3 años de prision para su pareja, la presidenta de Avemur, como presunta cooperadora. “La amistad fue incrementándose en confianza, hasta el punto de que Andrés confesó a los acusados que realizó malas inversiones en bolsa y soportó fuertes pérdidas. En ese momento, los acusados, con la maliciosa intención de lucrarse, concibieron la idea de construir un fantástico relato sobre una inversión en piedras preciosas en Camerún, con la que Andrés, sin correr riesgos, obtendería una altísima rentabilidad”.

– Andrés: ¿En qué consistía el negocio que le propuso el bróker?

– Antonio Javier tenía una empresa llamada Global Diam Gold, con sede en Camerún, y contaba con contactos en la minería. Él se dedicaba como intermediario a la compra-venta de piedras preciosas en bruto, mayormente diamantes, que luego eran talladas y revendidas en Amberes, obteniendo grandes beneficios. El contrato de inversión que me ofreció contaba con una cláusula de riesgo cero y garantizaba una rentabilidad del cien por cien. Si invertía 50.000 euros en los diamantes de Camerún, a los dos meses ganaba 100.000 euros cuando eran comercializados en Bélgica.

En las diligencias judiciales figura dicho contrato, al que tenido acceso El Español, y que está firmado en todas sus hojas por el citado bróker. Una de las cláusulas blinda el importe de la inversión: “En el caso de que el prestador no consiga obtener una rentabilidad en la compra y venta objeto del presente contrato, sea cual fuere el motivo, este se obliga a reintegrar al cliente el total del precio pagado por este, en un plazo máximo de 60 días”.

– Andrés: ¿Qué ocurrió cuando usted entregó los 50.000 euros?

– El 27 de diciembre de 2017 firmé el contrato y Javi me llamó antes de cumplirse el plazo para cobrar los beneficios. Nos volvimos a ver en su casa y sacó una bolsita para esparcir sobre una mesa diez o veinte puntas de diamante, me preguntó cuánta liquidez tenía en el banco y me ofreció hacerme socio de su empresa entregándole más dinero. Menos mal que le dije que ‘no’ porque cuando pasaron los dos meses y debía cobrar los beneficios de mi inversión, todo fueron excusas para no pagarme.

El 27 de febrero de 2018 era la fecha tope para recibir los pingües beneficios, sin embargo, fue el inicio de meses de llamadas y mensajes de Andrés hacia sus amigos: Antonio Javier y Verónica. “A partir de ese momento, cuando la víctima les exigía como se había firmado, el cumplimiento del contrato, o la restitución del metálico, los acusados empezaron a ofrecer a Andrés todo tipo de excusas y problemas complicadísimos: trámites internacionales, retardo con los permisos, dificultades de la expedición de los mineros, bloqueos de gestiones bancarias…”, según enumera el fiscal.

En las actuaciones judiciales obran decenas de conversaciones mantenidas por WhatsApp, donde este auxiliar de enfermería, de 47 años, le pedía su dinero al hombre de negocios. Y lo hacía tirando de ‘más paciencia que el santo Job’, puesto que habían transcurrido diez meses del plazo legalmente establecido en el contrato:

– Andrés (el inversor): Hola Javi. Para evitar malos entendidos, necesito que me confirmes que cuando nos reunamos sea, sencillamente, para cerrar y liquidar la operación que tenemos pendiente. Nada de propuestas nuevas de ser socio inversor en tu empresa. No tengo apoyo de nadie cercano que me de esperanzas de que voy a recuperar el dinero de mi inversión. Estoy muy solo en todo esto.

– Antonio Javier (el bróker): Correcto. Mi abogado lo preparará todo. Cuando lo cerremos y me tome unas merecidas vacaciones, ya nos juntaremos y nos tomaremos algo. Pero lo primero es cerrar. Y por Dios, que bastante estrés llevo, sácate ya eso de la cabeza: ¿O es que alguna vez te he dicho de no pagar?

El fiscal sostiene que los famosos 50.000 euros, excepto para comprar gemas, se usaron supuestamente para todo: la cesta de la compra de la pareja, caprichos en El Corte Inglés… “Conseguido el dinero, los acusados (el bróker y la presidenta de Avemur), lejos de cumplir con lo acordado, se apropiaron del dinero, utilizándolo para sus propios gastos corrientes, realizando un reintegro de 30.000 euros en metálico, con destino desconocido, con fecha 11 de enero de 2018, y una transferencia a un banco de Hong-Kong de la que no se conoce el motivo ni la contrapartida”.

Andrés vive atormentado por aquella inversión mientras se bate el cobre con el ‘bicho’, cada semana, en la residencia para ancianos donde trabaja: “Esos 50.000 euros eran mi colchón económico y mi pareja me ha tenido que ayudar. Estuve pidiéndoles mi dinero desde febrero de 2018 hasta mayo de 2019 cuando ya decidí acudir a la vía legal”. Su abogado, Juan José Castaño, sostiene que “los dos encausados en todo este tiempo no rompieron la relación de amistad con mi cliente porque buscaban evitar una denuncia para que los hechos prescribiesen legalmente”.

Juan José Castaño, experto en derecho penal y responsabilidad civil del bufete Abocalistas, reclama penas de prisión de 8 años, para el bróker Antonio Javier, como supuesto cerebro de la estafa, y de 6 años, para la presidenta de Avemur, Verónica Barcenilla, como presunto gancho. También pide más de 63.700 euros de responsabilidad civil. “Había complicidad en la pareja, ni uno ni otro tenían trabajo conocido, vivieron de los 50.000 euros que les dio mi cliente, y existen pruebas de cargo contundentes de esta estafa, como el contrato con Global Diam Gold”.

El timo de los diamantes ha conmocionado a los miembros de la Asociación de Venezolanos de Murcia que suma siete años de trayetoria impoluta. “Estoy tranquila porque en su momento se archivó la causa contra mí, yo no tengo nada que ver en esto, pero hay un interés sibilino en atacarme”, afirma la presidenta de Avemur, Verónica Barcenilla.”Solo pido que se respete mi presunción de inocencia, este problema es de índole personal, y no afecta a mi labor en Avemur porque no ha habido nadie que se haya quedado tirado en la calle sin recibir atención”.

La vista oral en la Audiencia Provincial -pendiente de fecha- promete un duelo legal de nivel, ya que el abogado defensor de la presidenta de Avemur y su pareja, el bróker, es el afamado abogado murciano Raúl Pardo-Geijo. “Verónica no tiene ninguna participación en estos hechos”, afirma de manera categórica el penalista.

“Todos los contactos habidos, son entre querellante y querellado, y además, en la cuenta de doña Verónica no ha sido ingresado un solo euro de tal operación, y es precisamente esa diligencia, que falta por practicarse, la que ha hecho que el Ministerio Público entienda que pudo beneficiarse”, argumenta Raúl Pardo-Geijo. “En cuanto se haga la comprobación por parte de la Audiencia, Verónica quedará exculpada”.

El abogado de la defensa asegura que su otro cliente, Antonio Javier, el hombre de negocios en Camerún, “dispone de todas las pruebas relativas a que la inversión realizada fue real y que no fructificó; es cierto que hasta el momento no han sido aportadas en el procedimiento, pero ello no es óbice para que, antes del acto del juicio, se acompañen las mismas”. La Audiencia tendrá la última palabra en el caso de las piedras preciosas.

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