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Petro ya es Presidente de Colombia. ¿Hacia dónde van las relaciones con Venezuela?

Como candidato presidencial colombiano, Gustavo Petro se comprometió a reanudar relaciones diplomáticas con Venezuela. Las mismas están rotas desde 2019, debido al reconocimiento que hizo el presidente neogranadino saliente, Iván Duque, al dirigente opositor Juan Guaidó, como líder legítimo de Venezuela.

El restablecimiento no se hizo esperar. Luego de encuentros entre el equipo de Petro y representantes del gobierno chavista, se acordó reanudar relaciones tan pronto como Petro asuma la presidencia, este 7 de agosto.

De manera que se abre un nuevo capítulo en los vínculos entre ambos países. Estos en general han sido fríos en lo que va de siglo XXI, debido a las severas diferencias ideológicas entre el chavismo y el uribismo, el movimiento político que ha dominado la política colombiana por casi 20 años.

De interés: Gustavo Petro designó a Néstor Osuna, ministro de Justicia y Catalina Velasco, ministra de Vivienda

Petro, por el contrario, viene de una tradición izquierdista bastante próxima al chavismo ideológicamente. El nuevo Presidente colombiano sostuvo encuentros cordiales con Hugo Chávez y puso en tela de juicio la legitimidad de las críticas a los problemas que Venezuela ha padecido durante el gobierno de aquel y el de Nicolás Maduro. Incluso llegó a cuestionar la existencia de una crisis humanitaria en Venezuela, al visitar el país en 2016 y difundir en redes sociales una imagen de un supermercado con anaqueles llenos.

Más recientemente, Petro ha emitido críticas al chavismo, debido a las violaciones de Derechos Humanos cometidas en Venezuela. Pero al mismo tiempo ha dejado perfectamente claro que no está interesado en confrontar al régimen venezolano, como lo hicieron sus predecesores.

Petro ha cuestionado con severidad los intentos de parte de la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, de forzar al chavismo a que negocie una transición  democrática, mediante sanciones y aislamiento internacional. Aparte de Washington, el gobierno de Duque ha sido el más entusiasta y colaborador con esta iniciativa.

El nuevo Presidente colombiano más bien se inclina por no intervenir en la política venezolana, como no sea para fomentar el diálogo entre el gobierno y la oposición. Esta es la misma postura de otros movimientos de izquierda en Latinoamérica, como los que hoy gobiernan México y Argentina.

El regreso de las relaciones bilaterales se da en el marco de esa visión de Petro sobre Venezuela. Aparte del intercambio de embajadores, cabe esperar una progresiva mayor reapertura de la frontera entre ambas naciones, con todo lo que ello implica en términos de intercambio comercial. También más facilidades en cuanto a trámites consulares y el restablecimiento de la conectividad aérea entre Venezuela y Colombia.

Pero Petro tendrá que afrontar retos cuya discusión pública incomoda al chavismo y cuyo manejo pudiera complicar por ende las relaciones. Para empezar, el éxodo ininterrumpido de venezolanos que huyen a Colombia debido a la pobreza extrema en su país.

Luego está la presencia  en Venezuela de grupos armados enemigos del Estado neogranadino, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Todo dependerá de que Petro logre establecer un diálogo de paz con estas organizaciones violentas. De no hacerlo, pudiera darse una cooperación militar entre Bogotá y Caracas para lidiar con ellas. Sobre todo con algunas disidencias de las FARC enemistadas con el chavismo.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que cualquier alivio a la presión internacional sobre el chavismo constituye un punto menos para la causa opositora. Con las masas desmovilizadas, la dirigencia disidente solo cuenta con el poder que le prestan los gobiernos extranjeros que la respaldan para ejercer presión.

Por lo tanto, cada gobierno que le dé la espalda a la oposición venezolana significa menos presión sobre el chavismo, que tendrá menos razones aún para renunciar a su hegemonía absoluta. Sobre todo en el caso de Colombia, el país más vinculado geográfica y culturalmente a Venezuela.

Aunque Petro en una entrevista con el diario El País de Madrid negó que se prestará para que políticos opositores y periodistas independientes venezolanos exiliados en Bogotá pasen a manos del régimen chavista, es muy probable que las autoridades en Caracas presionen por ese lado. Por ello, varios de los asilados han decidido irse a España, Estados Unidos u otros países, según reportó Bloomberg.

Con información de Venezuela Al Día

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Source: Descifrado

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