El Presidente criticó la decisión del Banco Central por mantener sin cambios la tasa de política monetaria, y responsabilizó a la institución por la anemia de crecimiento económico que su propia administración no puede dar respuesta.
En lo que se configuró como un nuevo acto caprichoso, el presidente Lula da Silva criticó severamente al presidente del Banco Central de Brasil Roberto Campos Neto, por haber decidido mantener responsablemente la tasa SELIC de política monetaria en el 13,75%.
“No existe ninguna justificación para que la tasa de interés esté en el 13,75%. Basta ver la carta del Copom (el comité de política monetaria) para saber que ese aumento es una vergüenza”, declaró el Presidente.
Lula apuntó contra la independencia del Banco Central, afirmando que debería ser una competencia suya para administrar la política monetaria de forma completamente discrecional. La última vez que el PT tomó posesión y control de la autoridad monetaria Brasil entró en una profunda recesión entre diciembre de 2014 y enero de 2017, y la inflación sobrepasó el 11%.
La ley de Autonomía del Banco Central firmada por Bolsonaro en febrero de 2021 fue la pieza clave para conquistar la estabilidad de los precios y eliminar la inflación, en conjunto con una política fiscal completamente disciplinada a la monetaria.
Tras el shock provocado por la pandemia en 2020, la independencia del Banco Central permitió bajar la inflación del 12,13% en abril de 2022 al 5,9% en diciembre de 2022, y actualmente oscila en el 5,73% en enero de 2023. A estos propósitos se utilizó a la tasa de interés como el instrumento para controlar la inflación, y la tasa SELIC se ubicó muy por encima del nivel de aumento anual de los precios (como es recomendable).
Lula minimizó la importancia de la lucha contra la inflación, la previsibilidad para la inversión empresarial o la necesidad de preservar las instituciones. En su lugar, el Presidente prioriza evitar la ralentización de la economía para afianzar su propio proyecto político socialista.
En efecto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el crecimiento de la actividad económica de Brasil se verá reducido a la mitad en el primer año del Gobierno de la izquierda. Las expectativas de crecimiento también empeoran para los próximos años.
La figura de Lula dejaría de estar asociada al elevado crecimiento observado durante el boom de las commodities en los años 2000, para verse frente a frente con un amargo estancamiento que comenzó durante la última gestión del PT bajo la dirección de Dilma Rousseff.
La desaceleración de la actividad no se debe exclusivamente a la dureza de la política monetaria, sino a las perspectivas de los inversores en la economía de Brasil y el fin de las políticas favorables a la oferta agregada (la desregulación, las privatizaciones y la apertura comercial).
La bolsa de Sao Paulo recibió el discurso del Presidente como una gran decepción y una amenaza para la confianza empresarial en el país. Las acciones se desplomaron este martes un 0,82% y el índice Ibovespa cerró el día en los 107.829 puntos básicos. La paridad del dólar aumentó un 0,5% en la jornada del día, cotizando a 5,198 reales para la compra y 5,199 reales para la venta.
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