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Washington pone en la mira al “Cartel de los Soles”, vinculado a la dictadura de Maduro, y lo designará organización terrorista por su rol en el narcotráfico.

Un entramado de generales que facilita el negocio de la cocaína

Desde hace más de dos décadas, autoridades de Estados Unidos y Colombia señalan a una red de generales y altos funcionarios de la dictadura de Nicolás Maduro como pieza clave en el tránsito de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.

Aunque la mayor parte de la droga se produce en Colombia, Venezuela se ha convertido, según estas fuentes, en un corredor estratégico: por su territorio transitan cargamentos que luego salen por mar o aire hacia el Caribe, Centroamérica, Europa y el propio mercado estadounidense.

De acuerdo con estas acusaciones, sectores de la Fuerza Armada venezolana permiten la operación de guerrillas colombianas y organizaciones criminales a cambio de millonarios sobornos, garantizando protección, logística y salida segura de los cargamentos de cocaína.

El “Cartel de los Soles” y la designación como organización terrorista

Ese entramado es conocido por autoridades estadounidenses como el “Cartel de los Soles”, un nombre acuñado originalmente en la prensa venezolana para describir la supuesta participación de altos mandos militares —identificados por los “soles” dorados de sus insignias— en el negocio de la droga.

Según funcionarios de Washington, esta red no opera como un cartel vertical al estilo de las organizaciones criminales mexicanas, sino como un sistema difuso de oficiales y dirigentes que facilitan operaciones de narcotráfico desde posiciones de poder.

El Departamento de Estado prevé designar al “Cartel de los Soles” como organización terrorista extranjera, al vincularlo con violencia en el hemisferio y con el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Esta medida abre la puerta a nuevas sanciones, persecución financiera y acciones legales contra sus miembros y colaboradores.

Maduro, cúpula militar y recompensas millonarias

En la cúspide de este esquema, autoridades estadounidenses ubican a Nicolás Maduro, sobre quien pesa una recompensa de 50 millones de dólares por cargos de narcotráfico y conspiración. Washington sostiene que la dictadura utilizó la cocaína como un “arma” para inundar el mercado estadounidense y obtener recursos ilícitos.

Estados Unidos también ha ofrecido recompensas millonarias por otros altos dirigentes del chavismo. Entre ellos, el ministro del Interior Diosdado Cabello, y el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, a quienes se vincula con la protección de rutas y operaciones de la red. Ambos niegan las acusaciones y aseguran que el “Cartel de los Soles” es una “narrativa imperialista”.

Para analistas citados por las autoridades estadounidenses, permitir la participación de mandos militares en el negocio de la cocaína se ha convertido en un mecanismo de cohesión interna para la dictadura: quienes se benefician del narcotráfico tendrían más que perder si rompen con el régimen, especialmente frente a acusaciones formales y procesos judiciales en el exterior.

Operación Southern Spear y el despliegue militar en el Caribe

La ofensiva contra el “Cartel de los Soles” se produce mientras el presidente Donald Trump mantiene desplegada en el Caribe una fuerza militar sin precedentes en años recientes, en el marco de la llamada “Operación Southern Spear”.

Estados Unidos ha enviado al área hasta 15.000 efectivos y una poderosa flota que incluye el portaaviones más avanzado del mundo. Desde septiembre, Washington afirma haber destruido más de una veintena de embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, en operaciones en las que habrían muerto decenas de personas vinculadas a redes de narcotráfico asociadas a rutas con origen o tránsito en Venezuela.

A la par de este despliegue, la administración Trump ha reiterado que mantiene “todas las opciones sobre la mesa”, incluyendo posibles ataques a objetivos en territorio venezolano, aunque en los últimos días el presidente ha señalado que también está dispuesto a explorar una salida negociada con Maduro.

Antecedentes: Chávez, las FARC y la consolidación del negocio

Las acusaciones estadounidenses se remontan a la era de Hugo Chávez, quien llegó al poder en 1999 y, según expedientes judiciales, ordenó a generales venezolanos cooperar con la guerrilla colombiana de las FARC.

Con el paso de los años, la cooperación habría evolucionado hacia una estructura en la que jefes militares, funcionarios civiles y grupos armados colombianos se coordinaron para garantizar el tránsito de toneladas de cocaína. Documentos judiciales estadounidenses describen un “puente aéreo” desde Venezuela hacia Centroamérica y Europa, así como grandes cargamentos enviados por vía marítima.

En este contexto, figuras como el empresario Walid Makled, condenado por narcotráfico, son citadas por Estados Unidos como ejemplos de cómo operadores privados y mandos militares habrían convertido puertos clave y aeropuertos venezolanos en nodos del tráfico internacional de cocaína.

Narcotráfico y poder: un pilar de la permanencia del régimen

Además de la cúpula política y militar, las acusaciones alcanzan al círculo íntimo de Maduro. Procesos judiciales en Estados Unidos documentan casos en los que familiares cercanos del dictador participaron en operaciones de tráfico de droga y negociaciones con agentes encubiertos de la DEA, lo que refuerza, según fiscales estadounidenses, la tesis de un régimen cuya élite se ha beneficiado del negocio de la cocaína.

Para expertos en Venezuela citados por autoridades y centros de investigación, la combinación de crisis económica, corrupción generalizada y control militar de rutas del narcotráfico ha creado un sistema de incentivos en el que buena parte de la cúpula chavista depende de estos ingresos ilegales para mantener su lealtad a Maduro, incluso frente a sanciones, aislamiento internacional y acusaciones penales.

Fuente: Informe Orwell

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Por abc noticias

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