El Estudio Nacional del Fenómeno del Niño declaró la alerta en Perú por El Niño costero y el organismo prevé lluvias de intensidad moderada a fuerte en la zona septentrional del país para el verano de 2024
El Niño ya está aquí.
La Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) declaró el pasado 8 de junio que “se dan las condiciones” de este fenómeno meteorológico de repercusión y efectos globales.
Se trata de un fenómeno natural con potenciales efectos sobre el tiempo que hace en lugares tan distantes como Australia, Estados Unidos o la India.
Pero para los habitantes de la costa pacífica sudamericana El Niño no llega solo. En esta zona se vive también el fenómeno de El Niño costero, que se siente con particular intensidad en Perú y Ecuador.
La coincidencia en el tiempo con El Niño costero aumenta los potenciales efectos de El Niño en estos dos países.
Rina Gabriel, del Estudio Nacional del Fenómeno del Niño (Enfen), la entidad oficial encargada del seguimiento del fenómeno en Perú, le dijo a BBC Mundo que El Niño y El Niño costero “van a generar precipitaciones mucho más altas de lo normal y pérdidas económicas y de vidas si no se toman medidas de prevención anticipadamente”.
Qué es El Niño
El Niño es parte de un fenómeno climático natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur, que muestra dos situaciones opuestas, El Niño y La Niña, ambas causa de cambios significativos en la situación meteorológica mundial.
Los científicos suelen declarar que El Niño está presente cuando la temperatura de las aguas superficiales sube al menos 0,5 grados por encima de lo habitual en un área del Pacífico ecuatorial central denominada Región Niño 3.4.
Este fenómeno supone la mayor fluctuación natural de las que se producen en el clima terrestre y tiene tres fases: cálida, fría y neutral.
La fase cálida, denominada El Niño, tiene lugar con una frecuencia que oscila entre cada dos años y cada siete, y se acompaña de la llegada de aguas calientes que se extenderán por la superficie del océano y emitirán calor hacia la atmósfera.
Es frecuente que en los medios de comunicación locales se refieran a él como «El Niño global» para diferenciarlo de El Niño costero.
Qué es El Niño costero
El Niño costero se produce cuanto ese aumento de al menos 0,5 grados en la temperatura de las aguas superficiales del Pacífico se produce en una región conocida como Niño 1.2, que comprende las aguas de la costa de Ecuador y el norte y centro de Perú. Las condiciones propias de El Niño costero se vienen detectando desde marzo.
La científica del Enfen explicó que “en el centro y norte de Perú es normal que haya una temporada de lluvias en el verano provocada por la llegada de humedad de Brasil y Colombia, pero, si se suma un mar caliente, generará lluvias por encima de lo normal en esas zonas y una sensación de calor mucho mayor”.
Por qué este año es preocupante
El Enfen declaró la alerta en Perú por El Niño costero y el organismo prevé lluvias de intensidad moderada a fuerte en la zona septentrional del país para el verano de 2024.
El gobierno peruano ha anunciado que destinará 1.446 millones de soles (US$397,5 millones) para actividades preventivas como limpieza y descolmatación de ríos y quebradas ante la posibilidad de lluvias torrenciales e inundaciones.
En Ecuador se preparan para que las lluvias de mayor intensidad se produzcan entre febrero y marzo de 2024. El Centro Internacional de Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), en el que participa el gobierno ecuatoriano, pronostica precipitaciones por encima de lo normal en toda la región costera de Ecuador en el próximo verano austral.
Sin embargo, Juan José Nieto, director del organismo, aseguró que “los impactos de El Niño dependerán de cada país y de cada zona”.
En Perú, la proliferación de asentamientos humanos en las riberas y en el curso de quebradas por las que el agua corre con fuerza cuando llueve mucho, así como la falta de sistemas de desagüe adecuados en muchas poblaciones, hace particularmente vulnerable a sus regiones costeras más al norte: Tumbes, Piura y Lambayeque.
Quedó de manifiesto en episodios meteorológicos adversos como el reciente ciclón Yaku, que dejó al menos 84 muertos y 47.000 damnificados. La lluvia que trajo consigo fue probablemente uno de los factores que han contribuido a la epidemia de dengue en esa zona del país, ya que la humedad favorece la reproducción del mosquito que propaga esta enfermedad.
Pero en el norte de Perú y en Ecuador conocen el poder devastador de El Niño hace tiempo.
En Ecuador aún recuerdan los estragos de 1982, cuando cayeron hasta 4.000 metros cúbicos de agua sobre Guayaquil, y de 1997, cuando las lluvias torrenciales desbordaron el río Cantón provocando muertos y evacuados.
En Perú, El Niño costero dejó en 2017 más de un centenar de muertos y en el norte del país aún hay obras en curso para reparar los daños que causó entonces.
En la pequeña localidad de Zaña, en el Departamento peruano de Lambayeque, llevan siglos conviviendo con el fenómeno. De hecho, su principal atractivo turístico son las ruinas de los templos católicos levantados por los españoles que El Niño arrasó en 1720.
Otras construcciones cayeron más recientemente. El puente de Alcantarilla, por el que muchos pobladores de la zona cruzan el río Zaña, ha sido destruido decenas de veces en los últimos años, la última tras el paso del ciclón Yaku el pasado marzo.
Jorge Orlando Carrillo, jefe de Gestión de Riesgo de Desastres de la Municipalidad, le dijo a BBC Mundo que es habitual que la subida del cauce del río en la época de lluvias lo destruya.
“Es un puente rústico que hemos podido reconstruir los trabajadores, pero nosotros no tenemos recursos para trabajos de más envergadura”, indicó.
Esa falta de recursos es lo que explica que el puente colgante que discurría en paralelo y que usaban los vehículos pesados dedicados al transporte de alimentos y artículos esenciales aún no haya sido reconstruido.
Y pese a la tratarse de un fenómeno recurrente, y a que este año se ha alertado de la posibilidad de fuertes lluvias con meses de antelación, la población local se queja de la falta de apoyo de las autoridades.
María Aldana, residente en Zaña, lamentó: “Aquí no estamos preparados, muchas casas se inundan cuando llueve y vivimos con la tensión de no saber qué haremos cuando lleguen las lluvias”.
Jennifer Harvey, directora del Instituto Nacional de Defensa Civil en Lambayeque, admitió que los preparativos avanzan con retraso:
“Estamos viendo obras de reducción y mitigación, porque obras preventivas a más largo plazo ya es muy difícil poderlas realizar”.
El Niño y el cambio climático
Los pescadores de la localidad de San José, también en Lambayeque, afirman que ellos ya sienten los efectos del cambio climático.
“Como el agua del mar está cada vez más caliente, el pescado se está marchando a aguas más frías al sur y no podemos capturarlo”, contó Mario Fiestas, dirigente de la asociación de pescadores artesanales de San José.
Eso ha hecho que no hayan podido salir a faenar en lo que va de año.
El Niño y El Niño costero podrían empeorar las cosas.
A la espera de que la ciencia corrobore lo que los pescadores de San José han observado, desde el Enfen vaticinan que el desarrollo simultáneo de ambos Niños llevará a “un mar todavía más caliente en Perú”.
Algunos científicos dicen que El Niño hará de 2024 el año más caliente desde que hay registros.
Las temperaturas globales son actualmente 1,1 °C superiores a las del periodo comprendido entre 1850 y 1900, y El Niño podría hacerlas aumentar todavía 0,2°C más.
Eso dejaría a la humanidad todavía más cerca de rebasar el límite de 1,5°C fijado en el Acuerdo de París contra el cambio climático.