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La venezolana María Corina Machado, Premio Nobel, salió del país el martes en lancha y viajó a la isla caribeña de Curazao, según informaron funcionarios estadounidenses, en un viaje secreto que sus aliados se esforzaron por mantener oculto para proteger su seguridad.

Por wsj.com

La líder opositora no pudo recoger su Premio Nobel de la Paz en persona en la ceremonia del miércoles, pero afirmó que viajaría a Oslo, disipando así las preocupaciones sobre su seguridad después de que el comité del Nobel declarara desconocer su paradero.

Viajar a la capital noruega podría obligar a Machado a exiliarse. Ha pasado la mayor parte del último año escondida en Venezuela para evitar ser arrestada.

En una llamada telefónica con el presidente del Comité Nobel, Jørgen Watne Frydnes, publicada en el sitio web del Premio de la Paz, Machado afirmó que «muchas personas» habían arriesgado sus vidas para que ella viajara a Oslo.

«Les estoy muy agradecida. Y esto es una muestra de lo que significa este reconocimiento para el pueblo venezolano», declaró, añadiendo que estaba a punto de abordar un avión. “Nos sentimos muy emocionados y muy honrados, y por eso estoy muy triste y lamento mucho decirles que no podré llegar a tiempo para la ceremonia, pero estaré en Oslo y estoy en camino a Oslo ahora mismo”.

El Comité del Nobel no especificó cuándo tuvo lugar la llamada telefónica ni dónde se encontraba Machado en ese momento. Horas antes, el director del instituto, Kristian Berg Harpviken, declaró a la emisora ??pública noruega NRK que había sido más complicado de lo previsto trasladar a Machado a Oslo.

«Vive con una amenaza de muerte del régimen, pura y simplemente», declaró. «Se extiende más allá de las fronteras de Venezuela, del régimen y de sus allegados en todo el mundo».

En Noruega, Machado, una destacada opositora de larga data de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, se reunirá con sus tres hijos, quienes viven fuera de Venezuela por su seguridad.

«En cuanto llegue, podré abrazar a toda mi familia y a mis hijos, a quienes no he visto en dos años, y a tantos venezolanos y noruegos que conozco que comparten nuestra lucha», declaró.

Su hija, Ana Corina Sosa, recogió el premio en el Ayuntamiento de Oslo en su nombre.

“Casi nueve millones de venezolanos han tenido que irse”, dijo Sosa en la ceremonia. “Y lo que nos impulsa cada día es el amor por la familia y la idea de que pronto nos reuniremos en un país libre. Y eso es lo que también espero hacer con mi madre, a quien no he visto en dos años”.

Machado declaró recientemente a NRK que estaba haciendo todo lo posible por viajar a Noruega y regresar a su país, a pesar de las dificultades tanto para salir como para volver a Venezuela.

Machado ha sido una intrépida defensora de la democracia en un país que pasó de ser un estado semiautoritario a una brutal dictadura en los últimos 20 años. Al anunciar el premio, el presidente del Comité Nobel, Frydnes, describió a Machado como una “valiente y comprometida defensora de la paz… que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad”.

Numerosos funcionarios y legisladores estadounidenses, así como líderes extranjeros, entre ellos los presidentes argentino Javier Milei, ecuatoriano Daniel Noboa y panameño José Raúl Mulino, se habían reunido en Oslo para esperar su llegada.

Machado dedicó su Premio Nobel al pueblo venezolano y al presidente Trump, agradeciéndole su decidido apoyo a nuestra causa.

En la ceremonia del miércoles, en nombre de su madre, Sosa agradeció a los activistas, periodistas y artistas venezolanos que han luchado por la democracia en el país.

Estados Unidos ha aumentado la presión sobre Maduro para que renuncie al poder. El gobierno de Trump ha desplegado el mayor despliegue militar estadounidense en la región en décadas frente a las costas de Venezuela y ha autorizado ataques mortales contra presuntos barcos narcotraficantes.

Trump ha amenazado con más acciones militares contra Venezuela, incluyendo ataques terrestres.

Trump también le ha ofrecido a Maduro la oportunidad de abandonar el país, según informó anteriormente The Wall Street Journal, aunque el dictador venezolano de 63 años no la ha aceptado.

Desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero, Maduro ha buscado demostrar su disposición a colaborar con la administración Trump para mantenerse en el poder. Ha aceptado a más de 14.000 venezolanos en vuelos de deportación desde Estados Unidos y ha liberado a todos los detenidos estadounidenses restantes.

En mayo, una operación respaldada por Estados Unidos rescató a cinco asesores de Machado que vivían en una residencia diplomática argentina sitiada en Caracas y los trasladó a territorio estadounidense, junto con la madre de la líder opositora. Si bien Estados Unidos y la oposición lo presentaron como un rescate clandestino, el gobierno de Maduro afirmó que se trató de una salida negociada.

Para Machado, salir del país conlleva el riesgo de disminuir su influencia en el país, como les ha sucedido a varios líderes de la oposición forzados al exilio en el pasado. El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, ha declarado que Machado será considerada fugitiva si viaja a Noruega.

“Quiero asegurarles a ustedes y a todos los venezolanos que regresaré”, declaró la semana pasada a la emisora ??nacional de Noruega.

Machado, de 58 años, es conservadora y cita a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher como inspiración. Ha mantenido estrechos vínculos con la administración Trump y con presidentes republicanos desde George W. Bush, y a menudo ha abogado por que Washington confronte al gobierno venezolano con mayor firmeza.

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