Venezuela quiere «elecciones libres de sanciones, de bloqueo, de agresión» y de «guerra económica», expresó este viernes Nicolás Maduro, quien exigió, nuevamente, al Gobierno de Estados Unidos que levante todas estas medidas, «sin condicionamiento de ningún tipo».
«¿Ustedes quieren elecciones libres? Nosotros queremos elecciones libres de sanciones, de bloqueo, de agresión, de guerra económica. Levanten todas las sanciones. El imperio norteamericano debe levantar todas las sanciones, sin condicionamiento de ningún tipo, y nosotros seguir adelante», dijo durante una actividad con autoridades del sector sanitario, transmitida por el canal estatal VTV.
En este sentido, señaló que, a pesar de que los «voceros» del «Gobierno gringo» -en referencia a políticos antichavistas- «quieren unas elecciones libres en Venezuela», el país caribeño «tiene el récord mundial» de comicios «libres», con 29 procesos y a través del «mejor sistema electoral del mundo».
Maduro aseguró que «en el mundo hay consenso de que se levanten las sanciones» contra la nación sudamericana, y tachó de «criminales» y «delincuentes» a los que las «defienden, en Venezuela y en Estados Unidos».
El gobernante agregó que, aunque no está «en precampaña ni en campaña», sino «gobernando», la clave del Gobierno es «mantener» al pueblo «movilizado permanentemente», con cuya «voluntad de acero» se «estrellará» el «imperio».
El pasado martes Delcy Rodríguez y el jefe negociador de la oposición, Gerardo Blyde, estuvieron en el encuentro llevado a cabo en paralelo a la cumbre de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
«Avanzar» hacia «la realización de elecciones en una forma inclusiva, elecciones libres que puedan ser reconocidas por la comunidad internacional» fue punto central en el encuentro, de acuerdo con el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell.
La cita se enmarcó en nuevos esfuerzos por intentar relanzar el diálogo político iniciado en México sobre la crisis venezolana, paralizado desde noviembre del año pasado a la espera del desembolso de unos 3.000 millones de dólares congelados por Estados Unidos que iban a ser destinados para proyectos sociales.
