CompartirPor: Equipo de Investigación Periodística Digital En un nuevo capítulo de las complejas redes de poder económico en Venezuela, la familia Yammine emerge como protagonista de graves denuncias que la vinculan con el régimen chavista, el control de industrias clave como los jeeps Tiuna y operaciones sospechosas de lavado de dinero en Estados Unidos. Testimonios exclusivos y documentos filtrados señalan al patriarca Sarkis Yammine y a sus hijos Antonio y Mohsen como figuras centrales en un entramado que combina negocios millonarios, relaciones con altos militares y lobbies en el extranjero. Estas acusaciones, que incluyen la compra de empresas como Hyundai Venezuela con fondos presuntamente provenientes del chavismo, han reavivado el debate sobre el «capitalismo de compadres» en el país sudamericano. La familia Yammine, de origen libanés y con raíces profundas en el sector automotriz venezolano, ha sido descrita en informes periodísticos y judiciales como un ejemplo de cómo elites económicas navegan entre el poder político y las sanciones internacionales. Mientras el patriarca Sarkis Yammine, un empresario de larga trayectoria, reside en lujosas mansiones en Miami, sus hijos Antonio y Mohsen mantienen operaciones en Venezuela que, según las denuncias, sirven de puente para blanquear fortunas ligadas al gobierno de Nicolás Maduro. Testimonios Explosivos: El Dominio de los Jeeps Tiuna y Vínculos Militares Los jeeps Tiuna, vehículos militares ensamblados en Venezuela y utilizados por las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB), representan uno de los ejes centrales de las acusaciones contra la familia Yammine. Fuentes cercanas a investigaciones en curso, incluyendo testimonios de exfuncionarios y exempleados, afirman que Sarkis Yammine y sus hijos han monopolizado la producción y distribución de estos vehículos desde la era de Hugo Chávez. «Un testigo clave, un exejecutivo de la industria automotriz, relató cómo la familia Yammine obtuvo contratos exclusivos con el Ministerio de Defensa en 2008, gracias a conexiones directas con generales como el difunto Henry Rangel Silva, entonces ministro de Defensa», detalla un informe confidencial al que tuvo acceso este medio. Estos contratos, valorados en cientos de millones de dólares, habrían sido facilitados por «enchufes» en el alto mando militar, permitiendo a la familia Yammine expandir su imperio automotriz bajo el amparo del chavismo. Antonio Yammine, el hijo mayor y figura visible en el sector, ha sido señalado como el operador principal en estas operaciones. Según documentos de la Asamblea Nacional en exilio, Antonio habría participado en reuniones con oficiales de la Dirección de Inteligencia Militar (DIME) para asegurar suministros de repuestos y ensamblaje de los Tiuna, vehículos que se han convertido en símbolo de la represión en protestas opositoras. Mohsen Yammine, por su parte, es mencionado en testimonios como el enlace financiero, manejando flujos de caja que supuestamente derivan de estos contratos hacia cuentas offshore. Estas relaciones no son nuevas. Desde la fundación de Ensambladora Internacional Cambate (C.A.), empresa ligada a los Yammine, la familia ha cultivado alianzas con el poder militar chavista. Un informe de la ONG Transparencia Venezuela estima que solo en la última década, los contratos para jeeps Tiuna superaron los 500 millones de dólares, gran parte de los cuales habrían beneficiado directamente a la familia. Compra de Hyundai Venezuela: Capital del Chavismo Bajo Escrutinio Otro frente de las denuncias apunta a la adquisición de Hyundai Venezuela por parte de la familia Yammine en 2016. Esta transacción, que salvó a la filial de la automotriz surcoreana de la quiebra en medio de la crisis venezolana, ha sido cuestionada por su origen de fondos. Investigadores independientes y fiscales en EE.UU. alegan que el capital utilizado provenía de comisiones y sobornos derivados de contratos chavistas, incluyendo aquellos relacionados con los jeeps Tiuna. «Sarkis Yammine utilizó intermediarios para transferir fondos desde cuentas en Panamá y las Islas Vírgenes, fondos que trazan su origen a pagos del gobierno venezolano por suministros militares», afirma un testimonio recogido en una demanda civil en Miami. La compra no solo consolidó el dominio de los Yammine en el mercado automotriz civil, sino que también les permitió diversificar sus operaciones, importando vehículos Hyundai mientras exportaban «beneficios» al exterior. Expertos en lavado de activos, como los del Departamento del Tesoro de EE.UU., han incluido a Hyundai Venezuela en listas de vigilancia por posibles vínculos con el régimen sancionado. A pesar de las sanciones impuestas a funcionarios chavistas desde 2017, la familia Yammine ha evadido medidas directas, lo que genera sospechas de protección política. Lobbies Millonarios en EE.UU.: Visas, Residencias y Mansiones en Miami El sueño americano de la familia Yammine se materializa en lujosas propiedades en Florida. Sarkis Yammine, junto a Antonio y Mohsen, posee mansiones valoradas en más de 20 millones de dólares en áreas exclusivas de Miami, como Coral Gables y Sunny Isles Beach. Pero llegar allí no fue casualidad: denuncias revelan lobbies millonarios para obtener visas EB-5 (inversor) y residencias permanentes. Abogados especializados en inmigración, contratados por la familia, habrían invertido al menos 5 millones de dólares en campañas de cabildeo en Washington D.C. y Miami, según filtraciones de correos electrónicos. «Estos lobbies incluyeron donaciones a campañas políticas y reuniones con congresistas floridanos, todo para justificar inversiones ‘legítimas’ en EE.UU.», explica un exlobbista que prefirió el anonimato. Mientras mantienen residencias en EE.UU., los Yammine no cortan lazos con Venezuela. Antonio Yammine viaja frecuentemente a Caracas para supervisar operaciones, y Mohsen ha sido visto en eventos con figuras del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Esta dualidad ha atraído la atención de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), que investiga si las propiedades en Miami sirven como vehículos para blanquear fortunas sancionadas. Los nietos de Sarkis tampoco escapan al escrutinio. Nicola Yammine, uno de los más prominentes, exhibe un estilo de vida opulento con viajes a Nueva York, Madrid y propiedades en Caracas. Nicola, quien se presenta como filántropo y «líder opositor», dirige la fundación Beca un Pana, una ONG dedicada a becas educativas. Sin embargo, denuncias la acusan de ser una fachada para lavar imagen y dinero: «Fondos donados supuestamente para educación terminan en cuentas familiares, mientras Nicola usa su rol para desviar atención de los negocios chavistas», alega un informe de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. Otros nietos, como los hijos de Antonio, han sido fotografiados en yates en Miami y comprando apartamentos en Madrid, financiados por dividendos de Hyundai y Tiuna. Estas propiedades, valoradas en millones, contrastan con la pobreza en Venezuela, alimentando críticas sobre desigualdad y corrupción. Operaciones de Blanqueo: De Caracas a Miami y Más Allá El núcleo de las acusaciones radica en las operaciones de blanqueo de capitales. Testimonios detallan cómo la familia Yammine utiliza empresas pantalla en EE.UU. para «limpiar» fondos del chavismo. Por ejemplo, inversiones en bienes raíces en Florida y arte en Nueva York habrían absorbido al menos 100 millones de dólares en la última década. Un esquema común, según expertos forenses, involucra transferencias a través de bancos en Curazao y luego reinversiones en propiedades. «Sarkis Yammine actúa como el cerebro, con Antonio manejando los militares y Mohsen las finanzas internacionales», resume un analista de riesgos en América Latina. Estas prácticas no son aisladas. La familia Yammine forma parte de una red más amplia de empresarios libaneses-venezolanos que han prosperado bajo el chavismo, como los involucrados en el caso PDVSA. Investigaciones en curso por el FBI y la DEA podrían llevar a sanciones, pero por ahora, los Yammine continúan operando en la sombra. Conclusión: ¿Impunidad o Fin de una Era? Las denuncias contra la familia Yammine pintan un retrato de poder sin límites, donde negocios como los jeeps Tiuna y Hyundai Venezuela sirven de tapadera para fortunas ilícitas. Mientras Sarkis, Antonio y Mohsen disfrutan de la vida en Miami, sus vínculos con el régimen chavista persisten, desafiando sanciones y la justicia internacional. La fundación Beca un Pana y el rol de Nicola como «opositor» agregan una capa de cinismo, cuestionando la autenticidad de sus acciones filantrópicas. Este caso resalta la necesidad de mayor transparencia en Venezuela y EE.UU. ¿Llegará el día en que estas redes se desmantelen? Solo el tiempo y las investigaciones lo dirán. Mientras tanto, la familia Yammine sigue siendo un símbolo de la compleja intersección entre poder, dinero y política en la región. A petición de nuestra audiencia todos los anuncios publicitarios fueron removidos Navegación de entradas Transparencia Venezuela: Un «lineup» bajo la sombra de una camarilla aferrada al mando Carla González y Mariangel González: Denuncias Revelan Esquema de Fraude a Obamacare en Texas y Oklahoma a Través de Express Service Insurance