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La madre de Rory Branker, Cheryl Ann, quien cumplió en julio 80 años, vive días marcados por la esperanza y la fragilidad.

La detención de Rory en febrero de este año, periodista y editor de La Patilla, la obligó a un cambio abrupto: de la rutina doméstica a la lucha diaria por noticias y respuestas claras. Durante meses su único soporte fue su otro hijo, Erman, quien además de ser su hijo mayor, llevaba comida diariamente a Rory en el centro de detención y sostenía anímicamente a la familia.

La muerte repentina de Erman dejó a esta madre sola frente a un silencio mucho más profundo y a una soledad que se siente aún más pesada.

Días de ausencia que se siguen sumando…

La madre de Rory pregunta cada día por el estado judicial de su hijo.

Aunque la familia logró visitarlo después de más de 200 días de desaparición forzada, el proceso sigue estancado, sin que las autoridades den información oficial sobre su caso ni permitan que Rory nombre su defensa legal.

Sin embargo, y a pesar de su edad, Cheryl Ann sigue activa y atenta de las denuncias públicas, pidiendo humanidad y justicia.

ONGs y activistas cercanos al caso y a la familia, han alzado la voz y advertido la vulnerabilidad en la que se encuentra: el duelo por la muerte de su hijo, la angustia por Rory y la incertidumbre que debilita aún más su salud.

La historia de Cheryl Ann revela el rostro invisible de un país herido: mujeres mayores que, contra el desgaste físico y la pérdida, asumen el rol de portavoces y guardianas de sus hijos detenidos.

No están solas. Son muchas las madres de presos políticos en Venezuela que desafían la indiferencia y alzan la voz por justicia y por la dignidad de sus familias.

Su lucha, lejos de ser silenciosa, sostiene la memoria de sus hijos y mantiene vivo el reclamo por libertad, incluso cuando las fuerzas parecen acabarse.

A petición de nuestra audiencia todos los anuncios publicitarios fueron removidos

Por abc noticias

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