CompartirOnita Norris está constantemente haciendo cálculos para tratar de resolver un problema sin solución: averiguar cuánto podrán comer sus dos hijos, ambos menores de cinco años, y cuánto tendrá que dejar de comer ella. Por CNN Esta madre soltera de Virginia Occidental gana alrededor de US$ 2.800 al mes trabajando 40 horas semanales para el estado. Aproximadamente la mitad de ese dinero se destina al alquiler. El resto es para la guardería y las facturas de electricidad, agua y teléfono, lo que le deja solo unos US$ 100 de su sueldo para otros gastos, incluyendo alimentos. La ayuda del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) normalmente añade US$ 265 a su presupuesto mensual para comida. Pero con los beneficios interrumpidos mientras el Gobierno se tambalea en lo que ahora es su cierre más largo registrado, Norris ahora debe encontrar otras formas de alimentar a su familia. “En lugar de servirme a mí misma un plato lleno de comida junto con mis hijos, me aseguro de que ellos tengan un plato lleno de comida”, dijo Norris. “Puede que yo tenga menos, o puede que no coma”. Se le llenan los ojos de lágrimas por la preocupación de fallarle a sus hijos. “Siento que les estoy fallando porque lo intento, intento hacer todo lo que puedo y, por supuesto, como ser humano te frustras”, dijo, “y nunca quiero que mis hijos vean eso, o que sientan que lo estoy desquitando con ellos, por algo tan simple como la cena”. Más de 40 millones de estadounidenses dependen de los beneficios de SNAP, también conocidos como cupones de alimentos, para pagar la comida. Se encuentran atrapados en medio de un prolongado enfrentamiento presupuestario entre republicanos y demócratas en el Congreso que, durante más de un mes, no han logrado llegar a un acuerdo para financiar al Gobierno. Las difíciles circunstancias que enfrentan los beneficiarios de SNAP se han convertido en uno de los problemas más urgentes para los legisladores, quienes están bajo presión para trabajar más duro y lograr un acuerdo que permita financiar completamente los beneficios de nuevo. En Virginia Occidental, el estado que fue el primer campo de pruebas en 1961 para lo que ahora es SNAP, alrededor del 15 % de sus 1,7 millones de habitantes dependen hoy de estos beneficios. Lea más en CNN A petición de nuestra audiencia todos los anuncios publicitarios fueron removidos Navegación de entradas Juan Carlos Pinzón: El régimen de Maduro debe caer, le conviene a Colombia y a Venezuela Trump confirmó que ningún funcionario de EEUU asistirá al G20 de Sudáfrica