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Mantener el nivel de azúcar en sangre dentro de un rango saludable representa uno de los principales desafíos para millones de personas con diabetes o en riesgo de desarrollarla. Aunque las fluctuaciones en la glucosa forman parte de la fisiología normal, los problemas surgen cuando el aumento perdura y se aleja de los valores recomendados.

Cuando este mecanismo falla, ya sea por resistencia o por baja producción de insulina, se producen picos sostenidos de glucosa, situación que, si se repite, puede derivar en complicaciones para la salud.

Estos son los siete hábitos más comunes cuando hay problemas de azucar en la sangre:

Estrés

El estrés crónico es una de las menos atendidas y, sin embargo, más determinantes. El cuerpo reacciona al estrés agudo con una respuesta de “lucha o huida”, liberando cortisol y adrenalina, hormonas que aumentan rápidamente la glucosa.

Ejercicio de alta intensidad

El ejercicio regular es uno de los mejores aliados para quienes buscan controlar su glucosa, debido a que incrementa la sensibilidad a la insulina, mejora la circulación y ayuda a mantener un peso adecuado. No obstante, actividades de alta intensidad, como entrenamientos vigorosos o deportes de competición, pueden causar aumentos transitorios de azúcar en sangre.

Medicamentos

El uso de determinados medicamentos prescritos para trastornos ajenos a la diabetes, como glucocorticoides, antipsicóticos, estatinas, betabloqueantes, diuréticos, inmunosupresores y terapias hormonales pueden alterar el metabolismo de los carbohidratos y favorecer subidas involuntarias en los niveles de azúcar. Por esa razón, los especialistas insisten en que los pacientes informen a su equipo médico sobre cualquier medicamento que consuman y no alteren el tratamiento por cuenta propia.

Hidratación

La cantidad de líquido que se consume también repercute directamente en la concentración de glucosa. Al deshidratarse, el volumen sanguíneo disminuye y el azúcar se concentra más, incrementando el riesgo de hiperglucemia.

Alimentos “sin azúcar”

La etiqueta “sin azúcar” o “sin azúcar añadido” puede inducir a error y no garantiza productos bajos en carbohidratos. Estos nutrientes son los responsables inmediatos del incremento de la glucosa postprandial. La Asociación Americana de la Diabetes señala que consumir en exceso estos productos puede tener el mismo efecto glucémico que alimentos convencionales.

La importancia del sueño

Dormir menos de seis horas por noche incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y, entre quienes ya la padecen, dificulta el control de la glucosa y favorece la resistencia a la insulina. Un sueño insuficiente o de baja calidad puede, además, elevar los niveles de hemoglobina A1C, parámetro clave en el seguimiento de pacientes diabéticos.

Sol y glucosa

La exposición frecuente o prolongada al sol puede conllevar quemaduras, cuya reacción dolorosa incrementa el estrés hormonal y, con él, el nivel de azúcar en sangre. Las personas con diabetes deben protegerse especialmente y limitar el tiempo bajo la radiación directa.

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Por abc noticias

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