Igor Danchenko fue absuelto de los 4 cargos que se le imputaban por su rol en el RussiaGate, la operación de inteligencia demócrata destinada a espiar en la campaña de Trump.
El RussiaGate, la masiva operación de inteligencia pergeñada por Hillary Clinton que acusó a Donald Trump de conspirar con el Kremlin para intervenir en la elección presidencial y así poder espiar la campaña del republicano en 2016, oficialmente ha quedado impune con la absolución de Igor Danchenko.
Tras 10 horas de deliberación, un jurado popular en el distrito ultrademocrata de D.C absolvió a Igor Danchenko, un ciudadano ruso que trabaja como analista para las agencias federales de inteligencia norteamericanas y que fue imputado el año pasado por mentirle al FBI y fabricar las alegaciones que dieron nacimiento al infame Steele Dossier.
El Steele Dossier fue un informe de inteligencia realizado por el ex-espía británico Christopher Steele y financiado por el abogado personal de Hillary Clinton, Marc Elias, y el Comité Nacional Demócrata para acusar al entonces candidato presidencial republicano de estar vinculado con el Kremlin y ser un agente ruso.
Durante el juicio, se reveló que Danchenko fue una pieza clave para la redacción de ese informe publicado diez días antes de que Trump asumiera el cargo gracias a la información proporcionada por un aliado de Clinton llamado Charles Dolan y una falsa llamada que Danchencko inventó con un empresario bielorruso de nombre Sergei Millian en julio de 2016.
El mencionado Steele Dossier sirvió para que el gobierno de Obama, a través de las agencias de inteligencia copadas por militantes demócratas, presentara y se le fuera autorizada una orden vigilancia contra Carter Page, el asesor de campaña de Trump que fue espiado ilegalmente desde el 21 de octubre de 2016 hasta la asunción de Trump unos meses más tarde en enero.
Los fiscales sostuvieron que Steele se reunió con agentes del FBI en Londres el 3 de octubre de 2016, donde le ofrecieron al espía británico una suma que ascendía al millón de dólares si lograba probar una supuesta conexión entre el Kremlin y Trump. Pese a que Steele no pudo proporcionar ninguna evidencia que valide su informe, el FBI siguió con la investigación y comenzó a espiar en la campaña de Trump por intermedio de Page.
Toda esta gran farsa desembocó en una persecución política sin precedentes con un fiscal especial, el demócrata John Mueller, apuntado por el Senado para investigar la supuesta trama rusa. Tras meses de investigación, Mueller concluyó que no había pruebas para asegurar que Moscú había orquestado una conspiración internacional para involucrarse en aquellas elecciones.
Fracaso de Durham.
Apuntado al cargo por el Fiscal General de Trump, William Barr, el exfiscal federal John Durham fue el elegido para llevar a la justicia a todos los que conspiraron para espiar y boicotear la campaña de Trump. Desde un primero momento, Durham se negó a ir tras los principales funcionarios demócratas que instrumentaron esta maniobra de inteligencia y, en cambio, escogió a los agentes de inteligencia que coordinaron la logística de la operación con Steele como objetivos judiciales.
Sin embargo, el ex-fiscal federal no contó con que los juicios se llevaran cabo en tribunales del Distrito de Columbia (D.C.), una ciudad ultrademocrata por excelencia donde los jurados populares no dejarían de lado su parcialidad política a la hora de juzgar y entregar un veredicto sobre un caso de espionaje a un político republicano como Trump.
Así, el abogado especialista en ciberseguridad aliado de los Clinton, Michael Sussman, que cumplió un rol activo en el RussiaGate, fue absuelto de todos los cargos que se le imputaban, incluyendo el de fabricar una supuesta línea de comunicación entre Trump y el banco comercial ruso AlfaBank.
Durham ha obtenido una sola victoria hasta el momento, siendo el exabogado del FBI Kevin Clinesmith, quien admitió que falsificó un documento durante los esfuerzos de las agencias de inteligencia para renovar la orden de espionaje contra Carter Page, el único que se declaró culpable. Aunque, como era de esperarse, la punición para su delito terminó siendo mínima y su licencia de abogado aún no fue revocada.
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