Fuentes internas del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) en el Zulia confirmaron la muerte de un recluso de 31 años de edad, debido a su grave estado de desnutrición, aparte que padecía de tuberculosis. También comentaron que no es el primero que fallece en estas condiciones.
Según la ONG Una Ventana a la Libertad, Danny Meza es el segundo privado de libertad de esos calabozos que fallecieron en marzo de 2022. El primer deceso se reportó el 16 de marzo de 2022 y se trató de Luis Guillermo Castillo Ríos que pereció en el área de pacientes renales del Hospital Universitario de Maracaibo tras desarrollar insuficiencia renal crónica en su celda.
En 10 meses, las pésimas condiciones del calabozo del Cicpc acabaron con la vida de Meza, quien estaba procesado por el delito de homicidio. Los detectives lo capturaron en la parroquia Coquivacoa de Maracaibo por su presunta participación en un doble asesinato. Lo recluyeron el 26 de mayo de 2021, en los calabozos del cuerpo de seguridad, en el sector Altos del Sol Amada, en la capital zuliana, y reportaron, el 27 de marzo de 2022, su deceso.
Estima una fuente policial que allí hay más de 80 presos con tuberculosis y neumonía. La fuente, que pidió resguardar su identidad, denunció el hacinamiento y la improvisación bajo la cual trabajan en la delegación del Cicpc Maracaibo, pues por orden de Iris Valera, quien estuvo a cargo del Ministerio para Asuntos Penitenciario, se pretende convertir la sede en un centro de reclusión.
Las celdas fueron construidas hace menos de 3 años y tienen una superficie de 8 metros cuadrados. Estiman que hay entre 80 y 100 reclusos por celda. “No pueden respirar bien, duermen de pie y hacen sus necesidades fisiológicas en ese mismo espacio”.
La fuente policial reveló que la deshidratación es común en los presos. Muchos de los familiares llevan solo comida una o dos veces por semana, y el Cicpc no tiene asignado recursos para la manutención ni hidratación de los presos.
