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Antonio Huertas, presidente y CEO de Mapfre: “Indudablemente; además de Perú, México es nuestra otra gran oportunidad”

Con el retorno de la actividad económica y la mayor necesidad de asegurarse tras la pandemia, el gigante asegurador de origen español Mapfre encara un 2022 de vuelta a la normalidad, con crecimiento en primas a doble dígito, que en el primer trimestre superaron un 20% en América Latina, donde Brasil, Perú y México toman la delantera. AméricaEconomía entrevistó a su máximo responsable a nivel global sobre las perspectivas del grupo asegurador en la región y los grandes cambios que experimenta su industria.

El español Antonio Huertas, presidente y CEO de la aseguradora Mapfre conoce bien y de primera mano los cambios por los que ha pasado la industria de seguros a nivel global. Y es que en esta industria y particularmente en Mapfre ha desarrollado los 35 años de su experiencia laboral. “De la universidad pasé a la compañía”, dice. Para el ejecutivo, la gran transformación que se ha dado en el mundo asegurador es el cambio del concepto del seguro en sí. Esto debido a que este ha dejado de ser un seguro de indemnización para ser un seguro de servicios, lo que ha implicado que las compañías se hayan tenido que esforzar por contar con un “armazón de servicio” y enfocarse en el cliente. “La indemnización es importante porque al final nos comprometemos a restaurar los bienes al momento posterior al siniestro, pero esa es una parte. Tan importante o más es que compenses con un servicio de calidad. […] El cliente quiere que le hagas las cosas bien y le des un valor añadido”, recalca.

La tecnología –para Huertas– ha jugado un papel clave en este proceso de cambio, en el que la compañía ha adoptado un carácter multicanal, con el que apunta a crecer en ingresos este año, particularmente en América Latina, región que se ha convertido hoy en una de las puntas de lanza de la recuperación de la compañía tras la pandemia. Las primas de Mapfre retomaron la senda positiva en el primer trimestre, creciendo un 10,9% frente al mismo periodo de 2021, y se vieron favorecidas por mejoras en sus negocios en Brasil, México y Perú. “La mayor parte de los países están creciendo incluso por encima del 20%”, dice su presidente. En el caso peruano, de hecho, el aumento en primas fue de un 44,4%, y ascendieron a € 176 millones (US$ 195,3 millones), mientras que las primas en Brasil avanzaron un 35,3%, llegando a € 987 millones (más de US$ 1.095 millones), favorecidas por el buen desempeño de sus negocios de seguros agrarios, vida riesgo y autos y también por la positiva evolución del real.

El panorama de Mapfre para el ejecutivo parece ser alentador, aunque matiza que el retorno de la actividad económica está implicando también un incremento de los siniestros y es necesario ver cómo se comporta esta actividad los próximos meses para ver su impacto en la industria. AméricaEconomía entrevistó al máximo responsable de la aseguradora a nivel global sobre sus perspectivas y su visión de América Latina.

-¿Qué balance hace de 2021 para la compañía? ¿Cómo se dibuja este año para Mapfre?

En cierta manera 2021 ha sido un año de pandemia también, es decir, incluso desde el punto de vista asegurador, hemos seguido sufriendo las consecuencias desgraciadas de los problemas de salud y fallecimiento. Y para Mapfre, que es un gran asegurador en América Latina, donde hay muchas coberturas de vida y fallecimiento, hemos tenido impactos económicos muy relevantes. Pero en 2022 eso ya prácticamente es irrelevante y lo que se ha producido es que con la recuperación de la normalidad económica, del funcionamiento de empresas, los seguros han recuperado los niveles de facturación. Si [bien] no han superado los niveles prepandemia, ya hay un nivel de normalidad en la contratación que está produciendo un incremento importante de la facturación de la compañía. En los primeros meses del año estamos creciendo en torno a un 11% a nivel mundial, que en América Latina es mayor todavía. La mayor parte de los países están creciendo incluso por encima del 20%.

-Comentaban en España que había habido un efecto rebote por la pandemia y que la gente estuvo más interesada en comprar seguros inmediatamente después de esta. Sin embargo, decían que es un efecto que se está perdiendo. En América Latina, ¿han visto este fenómeno?

Sí. Hay una necesidad de comprar porque cuando uno sufre las consecuencias o ha visto que no ha tenido cobertura aseguradora o ha visto que era insuficiente ahora quiere mejorarlo. El problema es que muchas veces no se puede comprar el seguro cuando está ocurriendo el siniestro, sino que hay que esperar a que las circunstancias se clarifiquen. Pero en cualquier caso esa necesidad mayor en coberturas de salud, de vida y también de protección para la casa y la empresa se ha incrementado. Pero también hay otra realidad: al haber más actividad hay más siniestralidad. Se ha incrementado notablemente la actividad y eso conlleva un incremento de siniestros, que en parte vienen derivados también en parte por la situación de la inflación, y las condiciones económicas de los países, que hacen que todavía el nivel de precios no esté estabilizado y haya que ver cómo se está comportando la actividad económica los próximos meses para ver qué impacto va a tener en los precios de los seguros.

-Pero sí estiman que va a haber un incremento de precios. En México y España lo han asegurado.

Bueno, ha habido costos importantísimos en estos años de pandemia en los que hemos incurrido las compañías. Incluso en muchos mercados no había cobertura explícita de la pandemia y, sin embargo, las compañías hemos participado activamente y hemos cumplido con nuestros compromisos incluso yendo más allá de los propios contratos, con lo cual, lo normal es que haya un incremento razonable en función del propio desarrollo de la actividad económica. La inflación no necesariamente va a producir un incremento paralelo de los precios de los seguros porque ahí hay dos cosas: esta inflación no tiene por qué ser definitiva, es una situación coyuntural que no tiene por qué afectar de manera definitiva a los precios de los seguros, y, por otro lado también, las compañías como Mapfre llevamos mucho tiempo trabajando en la mejora de la eficiencia y la productividad, con lo cual la automatización de procesos, la digitalización, la propia accesibilidad del cliente a la compañía a través de los medios digitales hace que los procesos sean más costoeficientes, y que no necesariamente un incremento de actividad o de contratación conlleve un incremento de precios. Al revés, si se incrementa la necesidad de asegurarse, los precios pueden bajar porque con menos márgenes las compañías podemos tener más ingresos. Podemos contrarrestar en parte ese efecto de la inflación.

-¿Cuáles son los pasos a dar en América Latina? Para muchas empresas multinacionales estos dos años han sido más de pausa y ahora vemos cómo están apretando el acelerador para expandirse.

Nosotros no hemos parado. Incluso unos meses antes de la pandemia estábamos comprando una compañía de salud en República Dominicana [Ars Palic]. Nuestra vocación de tener presencia en todos los países latinos –que ya la tenemos– y la necesidad de fortalecer también nuestra presencia en los principales mercados nos ha hecho incrementar en el año de la pandemia nuestra presencia en Brasil y adquirir canales o relaciones con socios bancarios en México o en otros países… No hemos parado de tener proyectos que incrementan nuestra presencia incluso en estos tres últimos años, que no han sido fáciles.

-¿Cuál es el camino ahora? ¿Seguirán la misma senda de estos tres últimos años?

Sí. Nuestra declaración estratégica es que queremos continuar con el crecimiento orgánico ordinario, que está siendo muy importante, debido al carácter multicanal que tiene Mapfre, donde tenemos redes propias de agentes en muchos países, trabajamos con los corredores y los socios habituales en los mercados, tenemos colaboradores o socios bancarios que distribuyen nuestros productos, retailers y luego la distribución online. Es decir, tenemos prácticamente todas las puertas abiertas para que el cliente decida en cada momento y en cada país cómo se relaciona con la compañía. Entonces, vamos a seguir en esa tendencia, invirtiendo más en tecnología, en transformación digital y también en accesibilidad de la compañía a través de todos los medios disponibles.

ENTORNO REGIONAL

-Hace unas semanas todos los organismos multilaterales redujeron sus perspectivas económicas de la región. Por otro lado, hubo elecciones en Colombia y se preparan las de Brasil. ¿Le preocupa el entorno macroeconómico? Parece un entorno movido, aunque en la región muchas veces lo está.

Has dado en el clavo, siempre lo está. Creo que el cambio político en un país no tiene por qué afectar de manera negativa al crecimiento económico. Ahora, efectivamente, hay una situación generalizada de impactos sobrevenidos posteriores a la pandemia que no estaban en el escenario. Cuando se hacían las previsiones macroeconómicas hace dos años no había guerra en Ucrania y no se entendía que habría una escasez de gas producto de la situación. Ni siquiera el shock de oferta que se está produciendo en suplir determinados bienes y servicios en la cadena global se veía una disrupción. Esa disrupción se ha producido y está afectando al precio y también a la temporalidad de servicios disponibles. Por lo cual, eso está afectando al crecimiento económico y las previsiones generales están limitándose. Eso afecta al seguro porque hay una correlación directa entre el crecimiento del PIB y el crecimiento del sector asegurador. Hay una pequeña ventaja que tenemos en Latinoamérica, que es [también] una debilidad: que la penetración aseguradora es baja en general. Con lo cual, hay que ver el vaso medio lleno siempre. Independientemente del crecimiento económico, hay mucha gente, muchas empresas en nuestros países que precisan de aseguramiento. Si somos hábiles y somos capaces de trasladarles la importancia del seguro, contratarán los seguros.

-Se habla mucho de la baja penetración del seguro en América Latina, pero la cultura aseguradora es baja. Da la impresión de que o no se da con el producto o con el precio, pero algo está fallando con la estrategia de incrementar la cultura aseguradora.

Es verdad, pero hay un elemento importantísimo, que es la formalidad en la economía. Donde hay menor formalidad hay mayor dificultad para el aseguramiento, porque las personas y las empresas que son informales no presentan documentación clara para poder hacerles un seguro estable. Eso limita mucho el acceso. También el propio desconocimiento o información sobre los que desarrollan esas actividades. Hay otro elemento importante: la propia accesibilidad al seguro no es fácil en muchos países latinoamericanos. Faltan distribuidores, agentes, medios para llegar a la población más humilde, que tiene ingresos pero que no se levantan por las mañanas para buscar una oficina de seguros para asegurarse. Hay que llegar a ellos e intentar hacerles ver la necesidad y la importancia que tiene el seguro, sobre todo, por la precariedad en la que muchas poblaciones vulnerables en Latinoamérica. En eso, los gobiernos tienen que hacer todo lo posible para favorecer, en colaboración con nosotros, el conocimiento del seguro. Es una actividad privada pero en cierta manera estamos solventando una necesidad pública, social, ayudando a que habiendo prevención y protección con seguro luego hace menos falta invertir en recuperar las circunstancias de la catástrofe.

-¿Para lograr acercar el seguro a las personas están poniendo al cliente en el centro? Algunas veces llamar al seguro es un dolor de cabeza.

Tienes toda la razón. Usualmente la gente demanda un seguro cuando toma una decisión importante en su vida: voy a comprar un auto, una casa, me voy a casar o voy a tener hijos. Pero la gente no se asegura porque sí de manera abierta. Tiene que haber un momento en el que coincide, además, que estás débil porque ya te has decidido en comprar el objeto principal y el seguro es lo de menos. No te preocupas por si ese seguro es bueno o malo o si tiene unas buenas condiciones y coberturas. A veces ni te dejas asesorar bien porque tienes prisa. En cierta manera eso es una debilidad para el cliente porque no conoce bien lo que compra y lo que tiene protegido. Y eso también luego le lleva a decepciones cuando llamas y resulta que el seguro no cubre ciertos tipos de daños. Las compañías tenemos mucho que hacer, es cierto. Tenemos también un problema de soberbia por la información que manejamos y creemos que todo el mundo tiene que entender nuestro conocimiento técnico y no es así. Tenemos que hacer los productos más accesibles, más sencillos, con unos contratos más transparentes y equilibrados, pero en ese papel también necesitamos la ayuda en la educación básica, educación financiera para que los chicos y chicas entiendan lo que es la inclusión financiera pero también la aseguradora.

-Brasil es hoy su segundo mayor mercado y tienen un fuerte posicionamiento en este. ¿Qué perspectivas tienen en el país? ¿Piensan invertir para seguir creciendo?

Tenemos un posicionamiento muy fuerte porque tenemos dos operaciones en una. Una es la tradicional, como la de Perú, donde trabajamos con corredores y agentes y otra integrada también que es la alianza que tenemos con el Banco do Brasil, que es el primer banco del país y nos permite distribuir en exclusiva a través de las miles de sucursales que tiene el banco. Es una alianza que tiene unos años y que tiene mucho éxito. Entonces, nuestra posición en Brasil está muy consolidada. Somos la aseguradora internacional de referencia en el mercado, digo internacional porque hay buenas aseguradoras locales y es un mercado que está muy competido porque hay muchas opciones de compañías aseguradoras. Pero estamos muy satisfechos y hemos incrementado nuestra posición recientemente porque hemos comprado otros negocios al Banco do Brasil. Existe la posibilidad en el futuro de que tengamos nuevas alianzas y nuevos acuerdos de distribución que implicarán también un incremento de inversión en ese país.

-Hay analistas que mencionan que prevén un deterioro de las ganancias en el país por las complicaciones económicas por las que está pasando.

Brasil es un continente en sí mismo. Hay que verlo porque igual que entra en crisis –y entró con la pandemia– se ha recuperado rapidísimo. Y ahora, sí, 2021 fue bueno y 2022 está un poco más lento. Quizás en 2023 crezca un poco más, va a depender del escenario, pero las capacidades internas de Brasil son enormes porque es capacidad de producir casi de todo y de consumir casi de todo.

Brasil ha estado en boca de todos respecto a su evolución política, pero desde el punto de vista empresarial y de la gobernanza política de la economía han sido ejemplares, con unas actuaciones que realmente consideramos buenas. Es un país donde hay libertad económica plena y donde tiene un nivel de desarrollo tecnológico y de accesibilidad a los bienes y servicios que es realmente impresionante, con la dimensión que tiene y con la dispersión geográfica también y la diversidad social tan rica y amplia que hay. En Brasil, todo el mundo accede fácilmente a comprar un seguro porque acceden muy fácilmente también a la financiación de productos y servicios. Soy muy optimista con Brasil.

-¿En general es optimista respecto a la región?

Sí, con todos los países aunque hay alguna excepción. Luego hay países más débiles. Centroamérica tiene países con un nivel diferente de desarrollo social y económico y eso implica más riesgos. Pero indudablemente Perú no ha sido un país milagro sino la gran realidad. No llega a la dimensión de Brasil, pero es el cuarto país en beneficios para Mapfre a nivel mundial y el quinto en facturación. Dado a su tamaño no debería serlo pero la realidad es que lo hemos hecho muy bien en este país en los últimos 15 años y estamos muy orgullosos de ello.

-¿Qué ha sido clave para que Perú alcance estas cifras? Han dado pasos para tener mayor presencia en el país, entre otras cosas, creando centros médicos, porque compiten con grupos que tienen una integración vertical completa.

Todo lo relacionado con los servicios médicos es muy importante, pero, además, lo hemos ido acompañando de un proceso operativo y de transformación digital que es espectacular y Perú destaca por eso, porque es uno de los países donde el nivel de acceso digital y de mecanización de sus operaciones es más alto de Mapfre en el mundo. Y la propia presencia territorial donde llegamos a todo el país, con oficinas propias y con agencias y luego ya la disponibilidad a través de redes mixtas presenciales y digitales está ayudando mucho a que el peruano medio pueda comprar seguros y los compra. Creo que en eso Mapfre lo ha hecho muy bien y efectivamente competimos con grandes compañías aunque son pocas. El mercado está muy restringido, pero no hemos dejado de crecer en cuota de mercado. Somos los cuartos del mercado, pero en muchos productos estamos muy arriba y en servicios somos los mejores, sin duda, por el reconocimiento que hacen los clientes de nuestro servicio.

-¿Hay algún otro país regional que puede tener un desarrollo similar al de Perú?

Todos los países son igual de importantes, pero sabemos que no todos van a responder de la misma manera. Clarísimamente México es el otro país que con una dimensión muy superior en cuanto a población y tamaño del PIB tenemos mucho más recorrido. Hay países que también dependerán de su propia evolución económica y social como Colombia y Chile. Indudablemente México es la otra gran oportunidad. Y luego hay países como Argentina que se han quedado muy atrás por sus propias circunstancias. Entonces, no podemos esperar lo mismo de Argentina.

-Sin duda una de las tendencias del momento tiene que ver con la sostenibilidad. En sus planes mencionan que aspiran a que las inversiones calificadas bajo criterios ESG sean un 90%. ¿En qué plazo?

A la finalización de nuestro plan estratégico actual que es 2024. Es trienal y en marzo presentamos ese compromiso de que al menos el 90% de todos nuestros activos van a estar clasificados dentro de esa taxonomía ESG, que no existe todavía. Es decir, no hay una homologación y tenemos que construirla y en base a los análisis que hacemos de las empresas y actividades en las que invertimos decidir si esas empresas cumplen con criterios buenos de protección del medio ambiente y compromisos de transición climática, sociales y de tener una buena gobernanza. Tenemos [el fondo de inversión] Mapfre Inclusión Responsable que solo invierte en empresas comprometidas con la inclusión de personas con discapacidad y Mapfre Good Gobernance, que invierte en empresas que destacan precisamente por esa buena gobernanza. Son mecanismos no solo de declaración, sino que somos activos y además demostramos que se genera una buena rentabilidad, superior a la de las empresas “normales”. Además, lo tenemos que acompañar con un plan activo de nuestro propio negocio. Como aseguradores no somos industriales, no contaminamos directamente. No obstante, aseguramos vehículos que sí contaminan, con lo cual debemos ayudar a los fabricantes a que fabriquen vehículos más eficientes pero también aseguramos empresas que tienen relación con el cambio climático (industriales y petroleras) que impulsan esos cambios y sigan esta tendencia. Entonces, nos hemos comprometido a no invertir en empresas cuyos ingresos provengan más de un 30% del gas, petróleo o carbón.

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