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Acoso escolar, el fracaso con Diana o los choques con Harry: Así es Carlos III de Inglaterra

Desde la muerte de Isabel II el pasado 8 de septiembre todas las miradas están puestas en Carlos de Inglaterra, el nuevo rey. Los 70 años de reinado de su madre dejaron el listón muy alto y las dudas eran muchas sobre su capacidad para continuar con el legado.

Por larazon.es

Lo cierto es que Carlos ha estado toda la vida preparándose para este momento. A sus 73 años, ha logrado cambiar la opinión que los británicos tenían de él y las encuestas ya le son favorables.

De momento, todas sus palabras y hechos han sido de respeto, muy comprometido con la institución y con la democracia, pero a la vez respetuoso con la labor de los políticos. En su histórico discurso de ayer, elogió el papel del Parlamento y destacó su compromiso con la democracia. Sabe que uno de los puntos claves del reinado de su madre fue estar al margen de la polémica y no entrometerse en política.

En el pasado sí se pronunció en temas relacionados como el cambio climático _es un ecologista reconocido-, la medicina o los medios de comunicación, pero ya ha dejado claro que eso es cosa del pasado.

Es muy pronto para saber cuales van a ser las líneas generales de su reinado, pero lo cierto es que era el heredero al trono que más tiempo ha estado preparándose para el cargo. Charles Philip Arthur George nació en el Palacio de Buckingham el 14 de noviembre de 1948 y pesó de 3,3 kilos. Su abuelo Jorge VI todavía era rey. Su padre, el duque de Edimburgo, decidió que no asistiría al parto y prefirió ir a jugar al squash con un amigo para evitarse la espera. Lo que hoy parece algo extraño, era algo habitual en esos tiempos.

Muy pronto se convertiría en heredero porque Jorge VI moriría cuando Carlos apenas tenía 3 años y su madre se convertía en reina en una ceremonia histórica en la Abadía de Westminster, a la que Carlos asistió junto a su abuela y su tía, la Princesa Margarita.

Una de las primeras decisiones de la nueva reina fue romper con la tradición y acabó con la educación por parte de tutores privados. Isabel II y el príncipe Felipe querían que sus hijos fueran a la escuela. Y así fue.

Carlos fue enviado al internado de Gordonstoun en Moray (Escocia) y allí sufrió acoso por parte de sus compañeros, que le hicieron su estancia muy complicada. En una de las cartas que envió a sus padres describió el sitio como “Colditz con faldas escocesas”, en referencia al castillo de Colditz, en el que había un campo de prisioneros de guerra.

En una de sus misivas describía uno de los numerosos episodios que sufría: “Es un verdadero infierno. Casi no duermo en la casa porque ronco y no paran de darme golpes en la cabeza”.

Durante esos años, Carlos se refugió en el teatro y en la música. En su último año dio vida al papel protagonista del “Macbeth” de Shakespeare y recibió un premio por su interpretación.

Cuando acabó el colegio, volvió a romper con la tradición al ir directamente a la universidad en lugar de alistarse en el ejército. Estudió Arqueología y Antropología en su primer año en Cambridge, antes de cambiarse a Historia. En esos años, después de haber tocado varios instrumentos durante el internado, incluidos el piano y la trompeta, el príncipe Carlos tocó el violonchelo en un concierto sinfónico.

En 1969, recibió el título por el que ha sido conocido siempre, el de Príncipe de Gales. Para ello, tuvo que pasar un trimestre en la universidad de Aberystwyth y aprender a hablar en galés. Un año después seguiría rompiendo barreras y se convertiría en el primer heredero al trono en obtener un título universitario.

En ese momento, comenzó su carrera militar. Después de pasar un tiempo en la fuerza aérea, el príncipe de Gales decidió seguir los pasos de su padre y se decantó por la carrera naval. Pasó seis semanas en Dartmouth antes de servir en el destructor de misiles guiados HMS Norfolk y en dos fragatas. En ese tiempo, obtuvo el título de piloto de helicóptero y, de nuevo, fue el primer miembro de la Familia Real en completar el curso de formación del Regimiento de Paracaidistas. Durante sus últimos nueve meses en la marina, el príncipe se puso al frente del mando del cazaminas costero HMS Bronington.

El soltero de oro

A pesar de que nunca fue una persona muy agraciada, llegó a ser considerado como el soltero más codiciado del mundo. Durante su juventud se le relacionó con muchas mujeres, siguiendo el consejo de su tío abuelo, Lord Mountbatten: “El hombre debería sembrar su avena salvaje y tener tantos asuntos como pueda antes de establecerse”.

A los 21 años, el un partido de polo en Windsor conoció a Camilla Shand, que después pasaría a ser Camilla Parker Bowles. La pareja se enamoraría a primera vista pero la decisión de Carlos de alistarse en la Royal Navy provocó la ruptura. Camilla con siguió su vida y se casaría en 1973 con un amigo de Carlos, el mayor Andrew Parker Bowles.

A sus 29 años, seguía sin encontrar una mujer con la que compartir su vida. En esa época, salía con Sarah Spencer y conoció a su hermana, una jovencísima Lady Diana, de 16 años. Corría el año 1977 y Carlos hablaría después de aquel encuentro: “Recuerdo haber pensado en lo alegre, divertida y atractiva que era a sus 16 años”.

La relación tardó en estrecharse y no fue hasta 1981 cuando la pareja anunció su compromiso. Preguntados por si estaban “enamorados” durante una entrevista en televisión, Diana no dejó dudas: “Por supuesto”. En cambio, la respuesta de Carlos fue tan inapropiada que dejó a Diana traumatizada. El príncipe de Gales se limitó a decir: “Sí, lo que sea que signifique enamorarse”.

A pesar de ello, la pareja se casó en la Abadía de Westminster el 29 de julio de 1981, en un evento que se retransmitió en directo en todo el mundo y que fue visto por más de 700 millones de personas.

Los hijos de la pareja no tardaron en llegar: Guillermo, en junio de 1982 y Enrique, en septiembre de 1984. De nuevo, Carlos volvía a romper moldes y sería el primer miembro de la casa real que asistía al nacimiento de sus hijos.

A pesar de que parecía una pareja de cuento, la relación nacía herida de muerte y pronto comenzaron a producirse las primeras diferencias insalvables. Carlos no era feliz con Diana y retomó el contacto con su amor de juventud: Camilla.

Diana lo descubrió pronto tal y como reconocería en una entrevista en 1995: “Éramos tres en este matrimonio, así que estaba un muy concurrido”.

Lady Di había logrado enamorar a todo el mundo, era la princesa del pueblo. A todo el mundo menos al príncipe heredero. La pareja dormía en habitaciones distintas y hacía vida por separado. En 1986, Diana confesó estar “profundamente enamorada” de otra persona, el oficial Barry Mannakee. Después comenzaría una de sus relaciones más largas con el mayor James Hewitt, su profesor de equitación, con el que estuvo cinco años. De hecho, se llegó a rumorear que Enrique podría haber sido su hijo, algo que el propio Hewit negó.

En noviembre de 1992, el Príncipe y la Princesa de Gales visitaron Corea del Sur y fue en ese momento cuando todo saltó por los aires. Un mes después, el primer ministro John Major anunciaba al parlamento que Carlos y Diana se separaban.

La Princesa de Gales confesó que que sentía “una profunda, profunda tristeza” por su decisión y que habían “luchado para mantenerlo en marcha, pero obviamente ambos nos habíamos quedado sin energía”.

Poco después, saldrían a la luz unas conversaciones telefónicas entre Carlos y Camilla, grabadas en 1989, que revelaban detalles íntimos de su relación.

Debido a las presiones de la reina madre, la pareja no se divorció hasta agosto de 1996. Diana moriría un año después en un accidente de tráfico en París junto a su pareja pareja Dodi Al Fayed y el conductor Henri Paul.

Carlos fue el encargado de informar a sus hijos de lo ocurrido. Guillermo y Enrique tenían entonces 15 y 12 años. Carlos voló a París con las hermanas de Diana para acompañar su cuerpo de regreso a Gran Bretaña.

En el funeral de Diana, Carlos, Guillermo y Enrique caminaron detrás del ataúd, junto con el príncipe Felipe y el hermano de Diana, el conde Spencer, mientras la procesión avanzaba por las calles de Londres.

Guillermo reconocería la experiencia más tarde como “una de las cosas más difíciles que he hecho” y Enrique dijo que “no se debería obligar a ningún niño a hacer eso”.

La relación entre Carlos y Camilla seguía su rumbo. Ella se divorció en 1995 y no se dejaron fotografiar como pareja hasta 1999, en el Hotel Ritz de Londres. El momento elegido fue la fiesta del 50 cumpleaños de Annabel Elliot. El compromiso se produjo en febrero de 2005. Carlos le regaló a su amada un anillo que había pertenecido a su madre.

Isabel II y Felipe de Edimburgo no asistieron a la ceremonia civil en el Guildhall de Windsor, pero sí estuvieron en la bendición religiosa en la Capilla de San Jorge. Camilla asumió el título de duquesa de Cornualles.

Tensa convivencia con los medios de comunicación

La relación de Carlos de Inglaterra con la prensa no ha sido buena. En 2005, tras un encontronazo con un periodista de la BBC fue captado diciendo: “Estas malditas personas. No puedo soportar a ese hombre. Es tan horrible… realmente lo es”.

También mantuvo un litigio durante 10 años con el diario “The Guardian” por la publicación de unas cartas que Carlos había enviado a los ministros del Gobierno. Conocido como las cartas de la “araña negra” debido a la letra distintiva del príncipe, revelaron que Carlos hizo todo tipo de exigencias para mejorar la situación de los soldados desplazados en la guerra de Iraq.

Otras polémicas declaraciones provocaron una tormenta diplomática con Rusia. En 2015, durante un viaje a Canadá comparó al presidente ruso, Vladimir Putin, con el dictador nazi Adolf Hitler. El príncipe le dijo a una mujer judía que huyó de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial que en Ucrania “Putin está haciendo casi lo mismo que Hitler”.

Mala relación con Harry

El deterioro de la relación de Carlos con el príncipe Harry ha sido muy evidente en los últimos años a pesar de haber acompañado a Meghan por el pasillo el día de la boda de ambos en 2018.

Enrique concedió una entrevista a Oprah Winfrey y criticó duramente a su padre, del que dijo que le había defraudado y que había dejado de atender a sus llamadas: “Siempre lo querré, pero han pasado muchas cosas. Continuaré luchando y una de mis prioridades seguirá siendo tratar de sanar esa relación”. Meghan tampoco ayudó a mejorar las cosas y afirmó que un miembro de la familia real expresó su “preocupación” sobre el color de la piel de Archie antes de su nacimiento y más tarde reconocería que fue el propio Carlos pero desde Buckingham Palace lo negaron de forma rotunda: “Esto es ficción y no merece más comentarios”.

Ecologismo

La primera vez que el ya conocido como Carlos III habló de sus preocupaciones sobre la contaminación, los plásticos y su impacto en la naturaleza fue en 1970. En 1986, admitió que hablaba con las plantas y los árboles y recibió muchas críticas y fue fruto de muchas bromas. Pero le dio igual y en 2013 volvió a repetir el mismo discurso, pero en lugar de hablar, dijo que “instruía” a sus plantas.

Antes de la cumbre COP26 en Glasgow en 2021, reveló que su Aston Martin funcionaba con “excedentes de vino blanco inglés y suero del proceso del queso”.

Es presidente o patrocinador de más de 420 organizaciones y cada año sus organizaciones benéficas recaudan más de 100 millones de libras. Comenzó a colaborar en 1976 con las 7.000 libras que recibió de la indemnización por despido de la la marina, que fueron destinados a ayudar a más de 875.000 jóvenes a encontrar empleo o a proyectos de emprendimiento.

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