El Gobierno demócrata apuesta a contener temporalmente el precio de los combustibles en el mercado doméstico hasta llegar a las elecciones de medio término. Se registra la mayor caída de las reservas estratégicas en la historia del país desde su creación en 1973.
La Casa Blanca focaliza todos sus esfuerzos en contener el nivel de precios energéticos al menos hasta las elecciones de medio término en noviembre. El Gobierno de Joe Biden anunció otra liberalización de 15 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo.
Con estas medidas, el Presidente demócrata culminará la venta de los 180 millones de barriles que prometía liberar desde el pasado mes de junio, pero lo hará antes de lo que estaba programado a fin de llegar con un mejor esquema de precios para las elecciones del 8 de noviembre.
Además, Biden anunció que el Gobierno federal se compromete a recomprar petróleo crudo para fondear las reservas estratégicas siempre y cuando los precios de mercado se encuentren por debajo de US$ 67 a US$ 72 por barril. Esta última medida busca alentar contratos con precios estables, y con ello la inversión empresarial en el corto plazo.
En tercer lugar, el Gobierno demócrata hizo un “llamado” a las empresas energéticas para que decidan voluntariamente asumir costos de producción y reducir márgenes en beneficio de sus usuarios, aunque la administración no brindó ningún tipo de incentivo ni fiscal ni regulatorio para lograr tal objetivo.
Solamente desde enero de 2021 la administración impulsó una caída superior al 43% en el stock de reservas petroleras del país, y tras los recientes anuncios, si finalmente el Congreso aprueba el adelanto del consumo de nuevas reservas el stock cerrará el año 2022 con el nivel más bajo registrado desde julio de 1983.
Se registra la mayor caída de reservas estratégicas en toda la historia de los Estados Unidos, desde la creación de las mismas en 1973 por iniciativa del presidente Gerald Ford.
Pero entre las cartas disponibles para la Casa Blanca, la liberación de las reservas constituye aún una de las más permisivas. Otra peligrosa alternativa analizada por los demócratas es la reinstalación de la prohibición para exportar petróleo, que promete un ligero efecto a corto plazo pero a costa de un dramático resultado en el largo.
Se debe tener en consideración que Estados Unidos mantuvo una prohibición casi total para la exportación de petróleo entre 1975 y 2015, sin mayores resultados sobre los precios domésticos y con grandes penalizaciones para los incentivos a la producción energética.
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